jueves, 22 de enero de 2015

Soliloquio nº 2

¿Delegar o asumir? ¿Realidad o Utopía?


 Siempre que me piden que haga el recuento de cuáles son mis funciones, o que especifique el trabajo que realizo, o que diga simplemente lo que hago en ese despacho, a parte de que me cabree que después de 4 años mis colegas aún no sepan eso (tal vez, algo tendré yo que ver en ello), siempre, decía, me asalta la misma duda, una duda que se entromete insistentemente en mi discurso y para la que soy incapaz de encontrar una respuesta adecuada: una vez he explicado lo que hago, pienso ¿todo eso me pertenecía? Todo lo que he hecho, ¿era yo quién debía hacerlo? ¿Me han otorgado más funciones de las que me correspondían o, tal vez, he dejado de hacer algunas de propias, que he delegado en otro compañero? Delegar funciones. Ahí quería yo llegar. Yo delego, tú delegas, él delega...

"Hemos de ser conscientes de que no podemos hacerlo todo solos. Has de saber delegar",  te dicen.

Delegar, ¿actividades, funciones o responsabilidades?
Comencemos por el  principio. Definición (sí, de nuevo una definición). ¿Qué significa delegar? RAE:
 1. tr. Dicho de una persona: Dar a otra la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio, para que haga sus veces o para conferirle su representación.
 ¡Teeela! ¡Cervantes al habla! Veamos otra definición, específica para enfermería, y un poco más clara...:
2. Alfaro-Lefevre, R: transferir a una persona competente la autoridad para llevar a cabo una tarea seleccionada en una situación seleccionada, manteniendo la responsabilidad del resultado de la misma. 
  Bien. Estas dos definiciones contienen los matices de la problemática que quiero plantear, a saber:
  • ¿Se delegan actividades, funciones o responsabilidades?
  • ¿Soy competente para realizar esas funciones delegadas? ¿Estoy cualificado?
  • ¿Es competente, está cualificada la persona en quién delego?
  • ¿Es éticamente aceptable delegar?
   Según la American Nurses Associaton en sus Principles for Delegation del 2005,  "the RN, in delegated a task to an assistive individual, transfer the responsaiblity for the performance of the task but retains professional accountability for the overall care". Es decir, se transfieren tareas, actividades, cuidados y el responsable de ellos es quién los realiza, mientras que quien delega lo és de la decisión de delegar y de la adecuación de los cuidados dados al paciente, siempre y cuándo los cuidados, tareas, actividades delegadas hayan sido realizadas siguiendo sus instrucciones.
  Las funciones nos vienen determinadas por el rol al que pertenecemos, funciones que se enmarcan dentro de parámetros legales definidos por las organizaciones sanitarias y las políticas de personal.
  Así pues, no hay delegación de funciones ni de responsabilidades: siempre se es responsable de lo que se realiza; es uno de los principios éticos en la toma de decisiones. Soy responsable de mis actos, sean ésos delegados o propios; y, además, soy responsable de delegar.
   
  Y sí, delegar es ético y además uno de los pasos fundamentales a la hora de establecer prioridades. Delegar la resolución de problemas menores de un paciente a otra persona, nos permite disponer de más tiempo para la resolución de los problemas más graves de mis pacientes. Todas las decisiones relacionadas con la delegación de actividades han de ser tomadas bajo el principio de la protección de la salud, de la seguridad y el bienestar de mis pacientes. Ello hace que dicha delegación deba tener en cuenta: la situación de mi paciente, su nivel de estabilidad y sus necesidades; la posibilidad de producirle algún daño con la delegación; la complejidad de la actividad delegada y su adaptación a las capacidades de la persona en quien se delega; los resultados que se quieren obtener y, por último, tendrá en cuenta también el seguimiento necesario de su ejecución. Sólo si se cumplen estas premisas, fruto del proceso de razonamiento crítico por parte de quien delega, puede ser delegada una actividad.

   Dos de los interrogantes ha sido contestados, pero ¿y los otros dos? Ambos hacen referencia a los conocimientos, a la competencia adecuada para llevar a cabo la tarea delegada. Sólo pueden delegarse aquellas actividades para cuya realización posee conocimientos la persona en quién se delega, teniendo en cuenta su nivel de formación, la experiencia que posee y su vagaje cultural.  Sin estas premisas, no puede garantizarse la resolución de los problemas que puedan surgir como consecuencia de la realización de la actividad delegada. Así como es impresindible que quién delega ponga en acción su capaciddad de enjuiciamiento y de pensamiento crítico en el proceso de decisión, así también la persona en quién se ha delegado debe poseer ambas cualidades como garantes del trabajo a realizar.


  Bien, todo esto lo tengo claro, pero me queda una última y múlti-pregunta (que generará de nuevas):
¿es lícito decir que delegamos, cuando en realidad lo que estamos haciendo es un claro ejemplo de atribución de funciones ajenas? Puedo delegar la realización de un ECG a otro profesional, un Auxliar. Pero, ¿se puede crear una agenda de Auxiliar para la realización, por ejemplo, de ECGs preoperatorios, programados? O, ¿pueden, por ejemplo, ejercer de circulantes en procesos quirúrgicos menores ambulatorios?¿Son competentes para detectar alteraciones susceptibles de riesgo para el paciente? ¿No es cínico afirmar que son pruebas a realizar a pacientes sanos,  y que por lo tanto, no es necesario supervisar el resultado obtenido; o que sólo se trata de facilitar material y colocar al paciente, y que para hacer eso no es necesario un máster? ¿Es eso delegar o tal vez utilizar recursos inadecuados que ejercen funciones impropias? No olvidemos lo dicho anteriormente, que delegar es transferir a una persona competente la autoridad para llevar a cabo una tarea seleccionada en una situación seleccionada... "Tarea seleccionada en una situación seleccionada", no el trabajo diario, habitual, cotidiano.
  ¿Cuál es vuestra opinión? ¿Estoy en lo cierto o... "qué mal te veo compañero"? 

 

2 comentarios:

  1. Hola Jaume,
    me ha encantado tu soliloquio, y creo que haces bien en compartirlo con todos nosotros.

    Realmente es un tema que se puede decir medio-recurrente medio-tabú, puesto que resalta en muchas ocasiones carencias del sistema, Clarísimo ejemplo que pones con el ECG.

    Por lo tanto si reducimos el discurso en terminos de calidad de asistencia, mi pregunta es:
    Estamos permitiendo y asumiendo una asistencia sanitaria de peor calidad y con mala gestión de recursos al permitir "ciertas" formas de delegar?¿Somos complices del sistema?

    Gracias por tus reflesiones enfermeras:
    Fernando Campaña
    Editor de http://www.Nuestraenfermeria.es

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  2. Gracias Fernando por tu comentario.

    Lo que me sorprende de este tema de la "delegación" es el hecho de que son los propios gestores de recursos, y recordémoslo, enfermeras también, los que permiten ese tipo de asistencia sanitaria, que yo no llamaría de peor calidad sino una asistencia sanitaria perniciosa, insegura, una asistencia preñada de riesgos para el paciente. ¿Cuántos de los eventos adversos que se producen en nuestros hospitales son debidos al advenimiento de esos riesgos, a su conversión en realidad?

    ¿Somos cómplices del sistema? Del mismo modo que el espectador de una obra de teatro no es responsable de su fracaso, pero sí lo son los actores, figurantes, director, etc., ante la construcción de un proceso sanitario el personal asistencial no es un mero espectador, sino un actuante plenamente responsable de ese proceso. Mi respuesta es sí, somos cómplices delmismo modo en que somos responssables del resultado que obtenemos de nuestra actuación en ese proceso, y de nuestra participación en el mismo; pero no de la decisión de construir ese proceso de una determinada manera. ¿Puedo entonces no participar en él? Sí. Taxativamente.
    Y, creo, no hay nada más.

    Saludos

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