domingo, 11 de octubre de 2015

Explorando Lo Incomprensible

Cubriéndo el expediente

  Me entristece ver la capacidad que tenemos de mentirnos a nosotros mismos, de hablar por hablar, de autoconvencernos con la prolífica verborrea que emitimos, sin escuchar, de hecho, nada de lo dicho. Porque si escucháramos bien atentamente cada una de las palabras que configuran nuestro discurso, nos daríamos cuenta de que el sinsentido y la estupidez se han adueñado de él. De vez en cuando nos ocurre, se apodera de nosotros un halo invisible y comenzamos a decir (¡eh! ¡pero convencidos!), una sarta de tonterías de tal calibre que deja a nuestro interlocutor sin palabras. Y salimos de ahí orgullosos, con la creencia de haber impuesto nuestro fabuloso punto de vista, nuestras fantásticas ideas, sobre los demás. Y por si fuera poco, en ocasiones, ese discurso falaz lo dejamos transcrito en una hoja de papel y lo exponemos ante todos para demostrar la gran idea que hemos tenido.
  ¿Por qué nos cuesta tanto admitir nuestras carencias? ¿Por qué intentamos, mediante giros linguísticos y discursos gandilocuentes, disfrazar la falta de conocimientos? Es más humilde y razonable decir claramente, "no lo sé", "ayúdame tú, que conoces el tema", "échame una mano con este proyecto, que hay puntos en él que no conozco"... No, preferimos
  • no comentar nada, no sea que se apropien de nuestra idea;
  • no comentar nada, para así demostrar que yo sí que tengo ideas y tú no;
  • no comentar nada, porque tú, que eres un mindundi, no tienes por qué entrometerte;
  • no comentar nada, porque si va mal nadie se entera;
  • no comentar nada, porque si funciona me llevaré, yo solo, los aplausos y tú quedarás en entredicho;
  • no comentar nada, porque está tan mal hecho que demostré que me importa muy poco el proyecto;
  • no comentar nada, porque ¡qué más da! si tan sólo lo hacemos para cubrir el expediente...    
  No voy a explicar el detonante de esta entrada, el motivo de mi indignación; cada uno que recurra a su experiencia, seguro que encuentra algun que otro caso. Es mejor dirigir el foco de atención hacia la conducta adecuada, hacia el polo equidistante de este y cualquier asunto, la mirada positiva. Y para ello, primeri deberíamos recordar cuál es el posicionamiento que debe adoptar quién, voluntariamente o no, es nombrado líder; tema que ya ha sido tratado en otros blogs, tanto de enfermería como de otras disciplinas, por lo que me limitaré a dar una opinión sobre el liderazgo y la  puesta en marcha de proyectos, desde mi objetiva subjetividad:
  • propón claramente tus ideas, pero ten en cuenta que no son las únicas, ni son inmutables
  • escucha a los demás, ellos participan del proyecto
  • sé capaz de discernir entre lo certero y lo falso, de revelar debilidades y fortalezas
  • ejerce tu poder sin recurrir al sometimiento ni a la grandilocuencia, sé honesto
  • sé tolerante con aquellos que siguen ideas contrarias a las tuyas; permíte que participen, tal vez sean más razonables en sus ideas
  • demuestra tus conocimientos y tu deseo de seguir adquiriendo conocimientos, demuesta tu destreza
  • construye de forma adecuada cada fase del proyecto, define sus objetivos, los procedimientos, sé capaz de aceptar los errores y de proponer nuevas ideas
  • cree en lo que propones y estimula con tu actitud a los demás, sé creíble y ejemplar
  • estimula su participación, detecta a otros líderes, impulsa sus potenciales
  • hazte responsable del fracaso
  • sé fiel al proyecto y evalúa los resultados; no dejes que la desidia, la aburrida cotidianeidad, paralice su desarrollo y se olvide el objetivo propuesto
  Ciertamente, me cuesta encontrar a líderes bajo estas características, aunque lo logro y no como únicos ejemplares de la especie. No obstante, afirmo con tristeza que existen en nuestro universo enfermero más individuos cuyo liderazgo es simplemente "posicional" que no líderes "reales", más líderes "metafísicos" que líderes "ontológicos". 
  Es por ello que creo en, y me aferro a, otro tipo de líderes, los líderes informales, cuya naturalidad y genuidad emerge sobre cualquier otra característica. Son ellos quiénes realmente hacen prosperar los proyectos, los propulsores de la acción, los poseedores de la psyché enfermera, el alma/aliento vital, motor de la esencia enfermera; y siempre desde el ámbito del anonimato, de la no exhibición personal, de la veracidad como emblema, és más, desde la ingenuidad y el desconocimiento de su liderazgo.


* Enlaces a  www.gestiondeenfermeria.com  (con el  permiso "apropiado") 



 

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