jueves, 21 de abril de 2016

Explorando Lo Incomprensible

Santa inocencia

  Una breve reflexión hoy. Leo:
"Es, pues, del todo necesario un cambio de modelo educativo que permita devolver a los centros las condiciones necesarias para mejorar la  convivencia y devolver al profesorado las herramientas imprescindibles para poder atender las demandas educadtivas de todo el alumnado". Rosa Cañadell. Nos hace falta un nuevo sistema educativo en Rev. Docència. USTEC.STES, nº 37.
  Y en seguida me asaltan los paralelismos y juego a las traducciones:
  "Es, pues, del todo necesario un cambio de modelo sanitario que permita retornar a los hospitales las condiciones necesarias para mejorar la asistencia y devolver a los sanitarios las herramientas imprescindibles para poder atender las demandas sanitarias de todos los pacientes".
Y ahora vienen la pregunta y la reflexión:
¿Alguien ha leído en el texto original alguna referencia del tipo "es necesario Educar la Escuela", "hay que Educar las Universidades"? No. No se cuestiona el quehacer intrínseco del profesional, sino que se va más allá, a un más allá que tiene que ver con la raíz del problema, el modelo educativo actual. ¿Entonces?, [y vuelvo a traducir] ¿por qué nos obstinamos en decir que "hemos de Humanizar la UCI?, ¿que hay que Humanizar las Urgencias?...".
   No debemos cuestionar nuestro ser intrínseco; no, no somos simples prácticos de una ciencia. Una ciencia que pretende nombrar al individuo su centro indiscutible, su razón de ser, no puede fundamentarse ni avanzar sin un contenido humanístico en cada una de sus acciones. A la pasión científica hay que sumarle la pasión humanística. Una ciencia dirigida a la persona, al ser humano, no es nada sin un componente humanístico. ¿Por qué entonces reivindicar lo que per se ya poseemos? ¿Por qué esta euforia reivindicativa de algo que está en nuestros genes como profesión? ¿No nos damos cuenta de que, con esta alegría quasi infantil por el surgimiento de esta idea innovadora  y contaminante, lo único que hacemos es asombrarnos ingenuamente por lo que ya en tiempos de Hipócratestenían los que profesabann la ciencia médica:
"En efecto, también en la medicina están todas las cosas que se dan en  la sabiduría: desprendimiento, modestia, pundonor, dignidad, prestigio, juicio, calma, capacidad de réplica, integridad, lenguaje sentencioso, conocimiento de lo que es útil y necesario para la vida, rechazo de la impureza, alejamiento de toda superstición, excelencia divina." Sobre la decencia en Tratados hipocráticos I. Ed. Gredos.


miércoles, 20 de abril de 2016

Explorando Lo Incomprensible

Registros de enfermería.
Introducción. Cuidados invisibles - Cuidados ágrafos


  No han pasado ni 48 horas desde que terminó la III Reunión Internacional de Enfermería Grupo Aurora Mas en Zaragoza y rememorando las ponencias y comunicaciones que durante dos días se mosstraron, todas ellas en relación con los Registros Enfermeros, "Registramos o Cuidamos? era el lema, diversas cuestiones siguen manteniéndose en pie e insistiéndome por encontrarles una respuesta que sea, por lo menos, aplicable a nuestro ámbito asistencial local.

  Todos tenemos muy claras las funciones de los registros, sus objetivos asistenciales, la importancia del estudio de su historiografía, las posteriores extrapolaciones que realizamos con ellos, las distintas metodologías del registrar, etc. Podemos estar casi de acuerdo en todas y cada una de estas apreciaciones, incluso en las consideraciones sobre lo qué nos gusta y lo qué no nos gusta de los registros actuales, de lo necesaria que es nuestra participación en la construcción de dichos registros y de lo olvidados que nos sentimos cuando un nuevo software aparece... y ahí te las apañes! Pero, ay! rápidamente topamos con lo que por estas tierras llamamos "el moll de l'os" de los registros enfermeros, la fatídica pregunta



  Y es entonces cuando surgen las discrepancias, las disputas académico-utilitaristas, los apelativos a la falta de tiempo, a la carga de trabajo, los reduccionismos practicistas, las escapistas reivindicaciones a lo útil como única condición asistencial, los planteamientos univversalizadores de los talibánicos vigilantes del correcto registrar. Desde todos los ángulos del ámbito de lo teórico como del ámbito de la práctica cotidiana, se proyecta la esquizofrenia documental enfermera: unos y otros, perdemos el contacto con la realidad, creándonos posicionamientos ficticios que certifiquen nuestras reivindicaciones; se transforma la perspectiva porque se transsforma también nuestra personalidad cuando nos mudamos del mundo práctico al mundo teórico, y viceversa; y creemos como reales nuestras apreciaciones sobre el registro, las cuales no son más que alucinaciones, sensaciones subjetivass y falsas, parcialidades de un todo. Padecemos la presbicia de lo documental.
  Lo que surge aquí no es más que la pregunta que dirige su interrogación directamente a otro "moll de l'os", al "meollo" de la esencia enfermera
los cuidados 
  De nuevo aparecen las discrepancias, no ya por lo que podamos entender como "cuidados" en enfemería, lugar en el que todos, nuevamente, coincidiremos, sino por la división metafísica que de los cuidados hacemos. Hablamos de los cuidados en base a su manifestación, y los dividimos en dos categorías: los "cuidados visibles" y los 
"cuidados invisibles"
  Y sobre estos últimos situamos nuestra esencialidad. Más aún, de ello extrapolamos nuestra propia visibilidad o invisibilidad, tanto individual como colectiva. Y entonces, unimos ambos conceptos "registros" y "cuidados", afirmando la necesidad de registrar los cuidados invisibles para hacerlos/hacernos visibles. Pero una cosa (¡ay, si sólo fuera una!) no me queda clara:
  • no sé si partimos de una doble existencia primigénia tanto de "cuidados visibles" como de "cuidados invisibles" necesitando, estos últimos, del registro para poder corporeizarse y visibilizarse,
  • o de una única existencia monocromática de cuidados, que se vuelven invisibles ante la ausencia de su registro. 

  Es en este punto dónde vuelve a surgir la discrepancia.
Parece unánime la afirmación de la existencia de "cuidados invisibles". Y por tales se entienden aquellos cuidados que tienen que ver con la dimensión humana de la enfermería, que señalan a acciones intencionadas pero intangibles y, en principio, no registrables. Son todas aaquells acciones que se enmarcan dentro de la relación terapéutica paciente-profesional  en todas sus dimensiones, "fomento del autocuidado, relación de confianza/seguridad, apoyo emocional, tacto/escucha, confort, ética, respeto y presencia cuidadora"(1)

   Sinceramente, creo que ahí está el error. 
No existen tales cuidados invisibles. No existe el binomio de singularidad visible-invisible para los cuidados de enfermería. Nuestros cuidados pueden ser inherentes a nuestro rol o pueden ser delegados desde roles ajenos, pero ninguno de ellos posee la facultad de ser una existencia visible. Precisando más, los cuidados sólo son visibles en el momento en que son realizados, en ese corto espacio de tiempo en el que transcurre su acción; pero ninguno permanece, desaparecen en el mismo momento de su realización. Alguno de ellos deja leves trazas de su exigua existencia (alguien colocó este catéter, alguien realizó esta cura, alguien enseñó lo que el paciente sabe...) pero, aún así, el cuidado desaparece en términos de visibilidad.
  Y creo que también es un error afirmar que la esencia de enfermería se encuentra en esos supuestos cuidados invisibles, que son ellos los que nos caracterizan y nos dan la distancia profesional precisa frente a otras disciplinas, que es esa existencia la que se convierte en esencia. No. Todos los cuidados enfermeros confieren carácter a nuestro hacer, todos ellos son nuestra esencia. Esos llamados "cuidados invisibles" son particularidades, comportamientos, conductas, que están (o deberían estar) ya inmersas en todos y cada uno de los cuidados que la enfermera lleva a cabo.Y ¿quién, mejor que el enfermo, sabe de la visibilidad completa de todos nuestros actos? Para él, ninguna de nuestras acciones es invisible, todas ellas dejan poso, para bien o para mal. Una sonrisa, una buen práctica, un tacto cuidadoso, un trato respetuoso o el desparpajo de la juventud, un procedimiento doloroso, la fría cotidianeidad... todo deja un rastro en el paciente, nada le es invisible.

  Entonces, ¿qué es lo que le confiere a un cuidado el carácter de "invisible"? 
La accidentalidad de ser un cuidado ágrafo, un cuidado sin registro, ya sea en su totalidad o en su parcialidad. Cuando coloco un catéter periférico se presupone que daré las oportunas explicaciones al paciente, que le transmitiré seguridad, que minimizaré su ansiedad y que actuaré con la máxima habilidad posible. ¿Qué registro de todo ello? Sólo la realización técnica del procedimiento. Nada más. Ninguno de los aspectos señalados: transmisión de seguridad, uso de recuros que disninuyan su ansiedad, escucha activa, etc. El cuidado no se torna invisible, sino que es un cuidado parcialmente registrado. "Se coloca vía periférica" decimos en el mejor de los casos. Ni tan siquiera nos hacemos responsables de la acción, la impersonalizamos conn un "se". Y obviamos el registro de toda una parte de ese cuidado. El cuidado no se torna invisible, el cuidado es cuidado.
  Hagamos el ejercicio al contrario: imaginemos el mismo procedimiento, colocar un catéter, pero ahora con este registro: "se inicia antibioticoterapia. Informo al paciente del motivo de su administración, de sus efectos terapéuticos y de los posibles efectos secundarios. Refiere estar preocupado porque "ésto hará que me quede más días ingresado". Tranquilizo al paciente y le explico que no es necesario alargar su estancia ya que el ATB lo puede seguir tomando en su domiclio. Informo a la familia". Estamos de nuevo ante el registro parcial de un cuidado: no sabemos si se le ha puesto un catéter, lo intuímos, o si la administración es por vía oral, y desconocemos en todo caso su calibre, si ha sido dificultosa su colocación y en qué extremidad se le ha puesto. ¿Diríamos entonces que estamos ante un "cuidado inviisble"? No, nadie lo diría; es más, se afirmará que este registro es, cuanto menos, impecable. Pues no, no es un registro impecable, es un registro incompleto, parcial, que puede inducir a error
  
  Somos nostros quienes hacemos a partir del cuidado una subcategoría, la del "cuidado invisible", que surge al no registrarlo; somos nosotros quienes nos invisibilizamos (si existe tal palabra) pero no por acción sino por omisión. Insisto, no estamos ante cuidados invisibles; nunca fueron más visibles dichos cuidados para nuestros pacientes, pues con ellos ofrecemos un plus a la pura actuación terapéutica sanitaria, y esa es la razón de nuestra profesionalidad, dar más allá del puro actuar. 

  Somos nosotros quienes hacemos de los cuidados algo no tangible porque no ponemos su nombre por escrito, no perpetuamos su nombre. De ahí su invisibilidad. No estamos en la epoca de la oralidad, cuando todo era nombrado y, a través de su memorización, podía ser transmitido. Estamos en la época de la escritura; con ella inventamos signos para identificar lo nombrado; sólo lo que puede ser escrito permanece frente a lo dicho que se disuelve en la nada, en el olvido (2). La escritura nos ayuda a fijar lo hecho, lo pensado, lo vivido, perpetúa la existencia de las cosas. Sólo así es posible la historia. Sin registros, enfermería no tendría historia (y en parte, este es uno de los motivos de nuestro atraso como disciplinia de conocimiento frente a otras del mismo ámbito).  
Aquello que no está escrito nadie sabe que ha sido hecho.

  Desechemos el binomio nombre-adjetivo "Cuidados invisibles" y llamémoslos cuidados ágrafos o cuidados sin registro, sin más. Para que todos sepan lo que hacemos; porque verlo, lo ven. Otra cosa es que quieran reconocérnoslo...
  


(1) Huércanos Esparza I, Anguas Gracia A, Martínez Lozano F. El cuidado invisible como indicador de mejora de la calidad de los cuidados enfermeros.Tesela [Rev. Tesela] 2012. Disponible en www.index-f.com/tesela/ts11/ts1106.php
(2) Platón. Fedro. (Véase el mito de Thamus y Theuth )

lunes, 18 de abril de 2016

 Explorando Lo Incomprensible

 #YaNoMax

 www.impulsoenfermero.blogspot.com.es  hace suyo el contenido de la presente carta.
(Y recuerda: aún puedes firmar en Change.org por la retirada de la querella criminal)


Tras la querella criminal presentada por D. Máximo González Jurado, Presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), en su propio nombre y en el del CGE, contra D. Juan Hernández Yáñez, las enfermeras que participamos en este blog, queremos manifestar:


  1. Con la decisión de acudir a los tribunales por considerar que sus derechos y los del CGE han sido lesionados, creemos que el Sr González Jurado intenta, una vez más,  amedrentar a quien cuestiona públicamente su actuación al frente de la organización que representa.


  1. La gestión del Sr González Jurado en el CGE,  durante casi 30 años,  se ha caracterizado por la ineficacia contumaz en la resolución de los problemas reales de las enfermeras , derivando en la invisibilidad social de la profesión, la parálisis crónica de las especialidades y del progreso profesional, una precariedad laboral que llega al maltrato y empuja a la emigración y la implantación por parte del CGE de múltiples proyectos fallidos, sin resultado alguno y con unos costes desconocidos.
  1. La ineficacia ha estado siempre acompañada por la crispación en las formas y la descortesía en las palabras, la intolerancia continua con los críticos y una falta de transparencia extrema, que provoca que la mayoría de las enfermeras desconozcamos el funcionamiento general y la actividad ordinaria de la institución que estatutariamente "es la entidad que agrupa, coordina y representa con carácter exclusivo a la profesión de enfermería y a todos los Colegios Oficiales de Enfermería de España en los ámbitos nacional e internacional; ordena, en el ámbito de su competencia y de acuerdo con lo establecido en la Constitución y en las leyes, el ejercicio profesional, y defiende y protege los intereses de los profesionales y de la enfermería(…)."
  1. Las enfermeras nos hemos caracterizado durante décadas por nuestro desinterés en el devenir de la vida colegial. Situación propiciada por el grave déficit democrático existente en el CGE, que ha favorecido la permanencia enquistada del Sr. González Jurado en el cargo de Presidente durante casi 30 años, a pesar de que nunca haya sido elegido por las enfermeras españolas. Los colegios provinciales que permiten activa o pasivamente esta situación, no fomentan la participación implicada de los colegiados en la toma de decisiones y se caracterizan por la opacidad de sus procesos electorales.


  1. Desde hace unos años, dentro de la  amplísima actividad profesional desarrollada por  D. Juan Hernández Yáñez como sociólogo, nuestra profesión y la peculiar situación creada en las tres últimas décadas ha estimulado su curiosidad como investigador y públicamente ha emitido sus juicios, a través de entradas en su blog, publicaciones y  conferencias.


  1. De manera didáctica y muy documentada, el Sr. Hernández Yáñez ha expuesto ciertas actuaciones del CGE, de determinados colegios provinciales, SATSE y otras entidades e individuos relacionados de una u otra manera con nuestra profesión. Naturalmente, entre ellos figura el Presidente del CGE, precisamente por el cargo que ostenta. La lectura de su blog nos aporta una valiosa visión externa y grandes dosis de claridad con respecto a la forma de proceder de la Organización Colegial de Enfermería (OCE). Su conocimiento del sistema sanitario español, de la OCE y del devenir de la profesión desde los años 90 hasta la actualidad, le permiten interpretar con gran lucidez, y así las transmite, las circunstancias que atraviesa la enfermería española, debidas en gran parte a la ineptitud de quien la representa en las instancias públicas desde 1987.


  1. Al tiempo que exponen crudamente la realidad de la OCE y de sus dirigentes, los escritos y conferencias del Sr Hernández Yáñez se han caracterizado siempre por la defensa apasionada y razonada de los derechos y la dignidad de las enfermeras españolas. Es evidente que las enfermeras necesitamos más voces como la de  D. Juan que, sin ser una de nosotras, ha generado mayor respeto hacia nuestra profesión y sabido representar su esencia con mucha más dignidad y corazón que nadie.


  1. Es hora ya de cambiar la preconstitucional y obsoleta Ley 2/1974 de Colegios Profesionales, así como las leyes autonómicas, que obligan a las enfermeras a pagar una cuota de colegiación para poder trabajar, pero que no aseguran el funcionamiento democrático de estas instituciones. Las organizaciones colegiales gestionan cientos de millones de euros anuales, siendo un sector no productivo para el que la Unión Europea urge también un cambio legislativo.


  1. Como integrantes, por imperativo legal, de la OCE, las enfermeras que sustentamos este blog consideramos absolutamente intolerable que en nombre de nuestra profesión, aquellos que la representan intenten silenciar a los discrepantes. No aceptamos las querellas injustificadas ni cualquier otra acción que no vaya encaminada a la transparencia en la gestión y la difusión de información veraz acerca de las actuaciones del CGE.  
Por todo lo anterior, EXIGIMOS al Consejo General de Enfermería y a su Presidente, Sr. Máximo González Jurado, LA RETIRADA INMEDIATA DE LA QUERELLA presentada contra D. Juan Francisco Hernández Yáñez.


Entrada publicada simultáneamente en los siguientes blogs/webs enfermeros: