Explorando Lo Incomprensible
Enfermería y Redes sociales o ¿cómo poner puertas al campo?
No queria hacer esta entrada. De hecho, no es la entrada original, la he cambiado varias veces y aún así, si hubiera podido, no la habría hecho. Pero era necesario hacerla, aún corriendo el riesgo de convertirme en una especie de "pepito grillo", de "toca peras" de la consciencia. Y el
motivo está en lo fácil que nos resulta, en ocasiones, desvirtuar nuestro trabajo, tirar por la borda nuestra, tan difícil de conseguir, credibilidad, lo fácil que nos resulta hacernos invisibles justamente por lo que exteriorizamos de nosotros mismos.
Para la mayoría quizás no tenga sentido esta "exploración de Lo Incomprensible". A otros, les resultará sencillo saber de lo que hablo, y qué es Lo Incomprensible en este contexto. No pretendo dar lecciones ni ejemplificar, no pretendo estar por encima de nada ni de nadie. Todos nos equivocamos en alguna ocasión y yo formo parte de ese "todos". Quizás lo esté haciendo ahora. Pero quiero pensar que no.
Este
es el tema: el ab-uso de las redes sociales en nuestro contexto (de hecho, para ser sincero, el tema real es ¿por qué nos convertimos en irreconocibles con nuestros comentarios en las redes? ¿Por qué olvidamos, tan fácilmente, el lado humanista de nuestra profesión?)
Para centrar esta entrada y evitar, en lo posible, la dispersión visceral por querer abarcar aquí todos los aspectos de este perfil de Lo Incomprensible, lo haré enfocando el tema hacia ese ab-uso de las redes sociales en el que podemos caer. Y lo hago partiendo de los siguientes interrogantes:
- ¿Debemos hacer uso de las redes sociales en el entorno
laboral?
- ¿Debemos limitar, de algún modo, el contenido que se transmite a través de ellas?
- ¿Debemos des-aprender a usarlas tal y como lo hacemos actualmente?
- La herramienta, ¿es el problema, o el problema es el uso que hacemos de ella?
- ¿Dónde está
el límite?
- ...
He dicho "para centrar esta entrada (...) y evitar la dispersión", y en cambio se producen tantos interrogantes...
Seguramente, en más de un centro compartimos la dificultad por conseguir que haya un interés adecuado
por el uso de la intranet así como la dificultad de fomentar
suficientemente la consulta y el uso del correo corporativo; compartimos, tal vez, el
desarrollo de aplicaciones lo más atractivas posibles que permitan el acceso directo a puntos de
información gratuitos sobre evidencia, investigación, cursos y congresos,
etc., con el objetivo de incrementar el interés por nuestro avance profesional; y compartimos, quizás también, el desinterés de una parte del colectivo por todo lo anterior. La paradoja surge cuando se objetiva el uso masivo de determinados sistemas de información y comunicación (facebook, whatsapp, twittter...) desde el propio lugar de trabajo y para temas habitualmente extralaborales. ¿Cómo entender el rechazo al uso de la Tics institucionales en contraposición a la utilización de las Tics para uso privado? ¿Por qué no nos interesan las primeras ("no tengo tiempo de consultarlas...") mientras que para las segundas evidenciamos un elevado nivel de dependencia y uso?
No tengo dudas sobre las ventajas que proporcionan las Tics para enfermería en su entorno laboral: difusión de la información y del conocimiento, ayuda al proceso de decisión clínica, impulso a la investigación, heramienta docente... Pero estamos hablando del uso de las Tics desde el ámbito de enfermería, no de las Tics para un usuario anónimo, para un uso privativo.
- ¿Debemos limitar el uso y controlar el contenido que se transmite a través de las Tics, en el entorno laboral? Imperativamente sí, pero soy yo mismo quien debo limitar y controlar su uso, soy yo mismo quién desde mis presupuestos éticos establezco ese imperativo categórico. No necesito de controles externos, yo he de ser mi propio control. Es necesario, por tanto, des-aprender a utilizar las Tics, identificar en cada momento el ámbito de uso correcto, la idoneidad de su utilización. Des-aprender ha de ser sinónimo de des-andar, dar un paso atrás para iniciar la marcha desde una situación neutra, desde una punto de origen avanzado y con todas las herramientas posibles a nuestro alcance, pero con el "manual de uso adecuado" para cada una de ellas. Y dicho "manual" sólo es entendible y aplicable cuando nuestros presupuestos éticos están sólidamente construídos, cuando huímos de conductas que creemos amorales, asépticas, cuando nuestro comportamiento se organiza alrededor del imperativo categórico, del mandamiento de la razón que no busca un objetivo en sí mismo.
- ¿Dónde está el límite? Si hablamos de imperativo categórico, y siguiendo con la analogía, el límite aparece en el momento en que los dos ámbitos, el laboral y el privado, se solapan. Un ejemplo claro es aquél en el qué los datos del paciente, su evolución, su tratamiento, etc., traspasan el entorno laboral para difundirse en un entorno privativo. En ese momento se ha traspasado un límite, en ese momento se ha producido una fagocitación del ámbito laboral por el privativo, se ha roto la confidencialidad y la intimidad del paciente, se ha puesto al alcance de cualquiera información que rompe la privacidad de un sujeto. Y cuando digo "cualquiera" me refiero a identidades externas que nada tienen que ver con el núcleo de dónde surge la información.
Y para ilustrar esta exploración de Lo Incomprensible, presento parcialmente traducidos los "mitos, malentendidos y crencias erróneas de las redes sociales", según se exponen en este artículo del 2012, publicado en el boletín FlashTicSalut de la Generalitat de Catalunya:
"Libro blanco: guía de enfermería para el uso de las redes sociales"
Mitos comunes y malentendidos de las redes sociales
Varios son los factores que pueden contribuir a que la enfermera vulnere involuntariamente la privacidad y confidencialidad del paciente a través del uso de los medios sociales. Estos puedes incluir:
- la errónea creencia de que la comunicación o los mensajes son
privados y accesibles sólo para los destinatarios. La enfermera puede
dejar de reconocer que una vez el contenido ha sido publicado o enviado, éste puede ser difundido a otras personas. De hecho, los términos de uso de una red social pueden incluir una amplísima renuncia a los derechos de limitación
del uso de los contenidos. El uso solitario de Internet, incluso mientras se publica en
una red social, puede crear la ilusión de intimidad.
- La errónea creencia de que el contenido que ha sido borrado de una web ya no esta accesible.
- La errónea creencia de que es inofensiva la divulgación de información privada sobre pacientes si dicha información sólo es accesible por el destinatario. Esto sigue siendo violación de la confidencialidad.
- La errónea creencia de poder hacer referencia al paciente si no se le identifica por su nombre sino con un apodo, número de habitación, diagnóstico o estado. Esto también es una violación de la confidencialidad y de muestra un falta de privacidad de los pacientes,
- Confusión entre el derecho del paciente a divulgar información personal acerca de sí mismo, y la necesidad de abstenerse de revelar información del paciente sin relación con la atención, necesaria para su divulgación.
- La facilidad de publicación y el uso común natural de intercambio de información a través de las redes sociales, puede parecer que borra la línea entre vid personal y profesional. La tecnología rápida, fácil y eficiente que permite el uso de las redes sociales reduce la cantidad de tiempo necesario para publicar contenidos y, simultáneamente, el tiempo para consisderar si ha sido apropiado publicar y las consecuencias de un contenido inaecuado.
¿Cómo evitar problemas?
Directrices destinadas a minimizar los riesgos del uso de las redes sociales:
- Las enfermeras deben reconocer que tienen la obligación
ética y legal de mantener la privacidad y confidencialidad del paciente en todo momento.
- Las enfermeras tienen estrictamente prohibido transmitir por ningún medio
de comunicación electrónico imágenes de los pacientes que tienen a su
cargo. Además tienen prohibido transmitir cualquier información que se considere que vulnera razonablemente los derechos del paciente de privacidad y confidencialidad o que degrade o averguence al paciente.
- No ompatir, publicar ni divulgar información en la red
sobre el caso concreto de un paciente, ni proporcionar
información que se haya obtenido en la relación
paciente-enfermero a nadie si no existe la necesidad médica de
hacerlo.
- No se identificarán pacientes por
el nombre ni se publicará información con la que se pueda
identificar a la persona atendida. Limitar el acceso a las publicaciones a través de la configuración de privacidad no es suficiente para asegurarla.
- No se tratará a un paciente de
forma despectiva, aunque el paciente no sea
identificado.
- No tomar fotografías ni grabar videos de casos de
pacientes con dispositivos electrónicos personales, incluyendo teléfonos móviles. Siga las políticas institucionales para la toma de vídeo o fotografías de los pacientes, para tratamientos u otros fines legítimos.
- Mantener los límites de uso profesional y personal en
el uso de las redes sociales. La enfermera tiene la obligación de establecer,, comunicar y hacer cumplir los límites profesionales en el contacto online con los pacientes. Tenga cuidado con los contactos online con pacientes o ex-pacientes, ya que se difumina la distinción entre una relación profesional y personal.
- Consultar políticas de empleo o un líder apropiado dentro de la
organización para la orientación con respecto a publicaciones
relacionadas con el trabajo.
- Comunicaar inmediatamente cualquier identificación de incumplimiento de confidencialidad o privacidad.
- Conocer y cumplir con las políticas de empleo con respecto al
uso de los ordenadores de propiedad de la institución, cámaras y otros
aparatos electrónicos y del uso de dispositivos personales en el lugar de
trabajo.
- No haga comentarios despectivos sobre profesionales o compañeros de trabajo. No haga amenazas, actos de acoso, obscenos, sexualmente explícitos, despectivos, homófobos u otros comentarios ofensivos.
- No
publicar contenido ni hablar en nombre de la institución salvo poseer autorización para hacerlo y siguiendo todas las políticas
aplicables de la empresa.
Las redes sociales poseen un enorme potencial para el fortalecimiento de las relaciones personales y proporcionar información valiosa a los consumidores de atención médica. Las enfermeras deben ser conscientes de las potenciales consecuencias de la divulgación, a través de las redes sociales, de información relacionada con el paciente. Las enfermeras deben ser conscientes de las políticas de empleo, de las leyes estatales y autonómicas pertinentes, y de las normas profesionales relativas a la privacidad y confidencialidad del paciente y de su aplicación a los medios de comunicación social. Las enfermeras, siendo cuidadosas y escrupulosas, pueden disfrutar de los beneficios personales y profesionales de las redes sociales sin violar la privacidad y confidencialidad del paciente."