Explorando Lo Incomprensible
El ingrediente imprescindible o "#Amíquemeregistren"
En entradas anteriores, he expuesto un decálogo sobre los registros enfermeros y he mostrado un futuro pin, "yo sí doy la nota, yo registro". Este pin (he modificado su imágen) formará parte (esperemos que pronto) de las acciones de mejora propuestas en el proyecto PROMETEO 2015-2017 (Proceso Metodológico Enfermero 2015-2017).
¿En qué consiste este proyecto? A mediados del 2013 llevé a cabo un estudio sobre el grado de implantación y uso del Proceso Enfermero (PE), el nivel de conocimientos de enfermería y sus actitudes frente al Proceso, en tres hospitales de Catalunya. El resultado fue bastante negativo para los dos primeros aspectos, mejorándo sensiblemente en el tercero, las actitudes, que mostró unos niveles elevados de positividad frente al PE. En las conclusiones finales del trabajo hice una serie de recomendaciones principalmente referentes, sobre todo, a la necesidad de una adecuada formación continuada dirigida a la práctica asistencial, y a la búsqueda de mecanismos que incentivaran a las enfermeras al uso pleno del PE. El proyecto PROMETEO 2015-2017 engloba pues las recomendaciones del estudio, finalizado en octubre del 2014.
De las recomendaciones que incluí en aquel estudio se han llevado a cabo dos, de momento, y están en marcha otras dos, a parte de diversas actuaciones en otros ámbitos. Las consumadas son: la confección de un póster informativo sobre el PE, de acceso al profesional y a los pacientes/familias, ubicado en sitios estratégicos de las unidades y difundido a través de las Intranets de los centros y mediante Newsletter en formato paapel; y el segundo, el pin "Yo sí doy la nota", que lo doy por hecho aunque físicamente aún no sea así. En cuanto a las dos recomendaciones que están en marcha son: la creación de un curso sobre registros de enfermería y Proceso Metodológico Enfermero de 20 horas, interno, que estamos elaborando actualmente; y, aprovechando el cambio de aplicación informática, la elaboración electrónica del PE, con expresión de los diagnósticos-resultados-indicadores-intervenciones-actividades, todo ello partiéndo de la valoración inicial y como condición sine qua non.
Bien, esto venía a cuento porque de nada va a servir realizar estas acciones si no tenemos en cuenta al verdadero protagonista de éstas, que no es la enfermera, por mucho que hablemos de Proceso Enfermero. El verdadero protagonista, a quién realmente van dirigidas todas estas acciones, quién realmente va a verse influenciado por ellas es el paciente. El verdadero eje sobre el que pivota todo el PE es el paciente. Y por mucha formación que demos a las enfermeras, por muchas herramientas que pongamos en sus manos, si éstas no saben transmitir su conocimiento en la interacción con los pacientes/familiares o lo hacen al magen de ellos como si fueran sujetos pasivos, como meros receptores-recipientes de salud (situación ésta que se da en el día a día de nuestros hospitales y de la asistencia primaria), entonces estaremos siempre en aquél lado del espejo que no refleja, que no nos hace visibles, en aquél lado del espejo que distorsiona nuestra imágen y tantas veces vista así que nos hemos llegado a creer que realmente así somos. Y nos formamos, y cada vez más transmitimos lo que sabemos o creemos saber ya sea mediante nuestras acciones, o a través de artículos de investigación, o en jornadas y congresos, o incluso mediante el uso de las redes sociales, en blogs, facebook, twitter, etc. Pero, insisto, nada de eso tiene utilidad si nos hemos olvidado del ingrediente imprescindible que hace subir la masa y le otorga sabor.
¿Y cómo hay que introducir ese ingrediente? En alguna ocasión he hablado ya de lo que a mi me parecía todo este movimiento enfermero en las redes sociales, de la impresión que recibía de él, y lo calificaba como de un cierto corporativismo, de núcleo cerrado en nosotros mismos incluso sin exensión a lo que llamamos enfermería de base. No contaminamos y si lo hacemos es levemente. Se mi dirá que no es así, que hay muchos profesionales que siguen, que leen, que intercambian opiniones respecto a lo que se publica en las redes sociales. Tal vez, pero siempre son los mismos. No existe una red que se extienda progresivamente y vaya abarcando más y más ámbitos. O al menos, así me lo parece. Y aún si estuviera equivocado, ¿qué hay de los pacientes? ¿Les llega a ellos todo lo que se elucubra en las redes por parte de enfermería? ¿Son conscientes de nuestras preocupaciones, de nuestros avances, de nuestro esfuerzo por visibilizarnos, de hacia dónde dirigimos nuestros conocimientos? Ellos también se mueven por las redes. Entonces, ¿por qué no anexionarnos? ¿por qué no participar, vincular, conectar ideas, opiniones, cargos y descargos?, en definitiva, ¿por qué no hacer de ambos una simbiosis? ¿por qué no convivir dentro de? ¿por qué no aliar blogs enfermeros con blogs de pacientes? Se trata de dejar que se oiga su voz por encima de las nuestras. Se trata de que sólo ellos, ¿quién si no?, saben como se sienten y lo que quieren. Y nuestra posición inicial es escuchar, escuchar para poder conocer, y conocier para poder actuar. ¿Si no escuchamos a quién tenemos delante cómo sabremos lo qué necesita?
Pero, ¿cómo? ¿cómo hay que introducir ese ingrediente imprescindible? Es una pregunta que dejo abierta en espera de vuestras respuestas. Por mi parte, apunto a varias formas de introducción:
Y ahora enlazo con el "yo sí doy la nota, yo registro". Este lema es un lema para enfermería, para estimular su participación en una de las fases, en mi opinión, de mayor importancia dentro de su Proceso Metodológico, el registro. Y ¿por qué no uno para sus pacientes? Y aquí lanzo el
"¡A mí, que me registren!" ,
haciendo que sea el propio paciente quién reclama su participación en el Proceso en el cual él es el ingrediente imprescindible. ¡Un nuevo pin a la vista!
¿En qué consiste este proyecto? A mediados del 2013 llevé a cabo un estudio sobre el grado de implantación y uso del Proceso Enfermero (PE), el nivel de conocimientos de enfermería y sus actitudes frente al Proceso, en tres hospitales de Catalunya. El resultado fue bastante negativo para los dos primeros aspectos, mejorándo sensiblemente en el tercero, las actitudes, que mostró unos niveles elevados de positividad frente al PE. En las conclusiones finales del trabajo hice una serie de recomendaciones principalmente referentes, sobre todo, a la necesidad de una adecuada formación continuada dirigida a la práctica asistencial, y a la búsqueda de mecanismos que incentivaran a las enfermeras al uso pleno del PE. El proyecto PROMETEO 2015-2017 engloba pues las recomendaciones del estudio, finalizado en octubre del 2014.
De las recomendaciones que incluí en aquel estudio se han llevado a cabo dos, de momento, y están en marcha otras dos, a parte de diversas actuaciones en otros ámbitos. Las consumadas son: la confección de un póster informativo sobre el PE, de acceso al profesional y a los pacientes/familias, ubicado en sitios estratégicos de las unidades y difundido a través de las Intranets de los centros y mediante Newsletter en formato paapel; y el segundo, el pin "Yo sí doy la nota", que lo doy por hecho aunque físicamente aún no sea así. En cuanto a las dos recomendaciones que están en marcha son: la creación de un curso sobre registros de enfermería y Proceso Metodológico Enfermero de 20 horas, interno, que estamos elaborando actualmente; y, aprovechando el cambio de aplicación informática, la elaboración electrónica del PE, con expresión de los diagnósticos-resultados-indicadores-intervenciones-actividades, todo ello partiéndo de la valoración inicial y como condición sine qua non.
Bien, esto venía a cuento porque de nada va a servir realizar estas acciones si no tenemos en cuenta al verdadero protagonista de éstas, que no es la enfermera, por mucho que hablemos de Proceso Enfermero. El verdadero protagonista, a quién realmente van dirigidas todas estas acciones, quién realmente va a verse influenciado por ellas es el paciente. El verdadero eje sobre el que pivota todo el PE es el paciente. Y por mucha formación que demos a las enfermeras, por muchas herramientas que pongamos en sus manos, si éstas no saben transmitir su conocimiento en la interacción con los pacientes/familiares o lo hacen al magen de ellos como si fueran sujetos pasivos, como meros receptores-recipientes de salud (situación ésta que se da en el día a día de nuestros hospitales y de la asistencia primaria), entonces estaremos siempre en aquél lado del espejo que no refleja, que no nos hace visibles, en aquél lado del espejo que distorsiona nuestra imágen y tantas veces vista así que nos hemos llegado a creer que realmente así somos. Y nos formamos, y cada vez más transmitimos lo que sabemos o creemos saber ya sea mediante nuestras acciones, o a través de artículos de investigación, o en jornadas y congresos, o incluso mediante el uso de las redes sociales, en blogs, facebook, twitter, etc. Pero, insisto, nada de eso tiene utilidad si nos hemos olvidado del ingrediente imprescindible que hace subir la masa y le otorga sabor.
¿Y cómo hay que introducir ese ingrediente? En alguna ocasión he hablado ya de lo que a mi me parecía todo este movimiento enfermero en las redes sociales, de la impresión que recibía de él, y lo calificaba como de un cierto corporativismo, de núcleo cerrado en nosotros mismos incluso sin exensión a lo que llamamos enfermería de base. No contaminamos y si lo hacemos es levemente. Se mi dirá que no es así, que hay muchos profesionales que siguen, que leen, que intercambian opiniones respecto a lo que se publica en las redes sociales. Tal vez, pero siempre son los mismos. No existe una red que se extienda progresivamente y vaya abarcando más y más ámbitos. O al menos, así me lo parece. Y aún si estuviera equivocado, ¿qué hay de los pacientes? ¿Les llega a ellos todo lo que se elucubra en las redes por parte de enfermería? ¿Son conscientes de nuestras preocupaciones, de nuestros avances, de nuestro esfuerzo por visibilizarnos, de hacia dónde dirigimos nuestros conocimientos? Ellos también se mueven por las redes. Entonces, ¿por qué no anexionarnos? ¿por qué no participar, vincular, conectar ideas, opiniones, cargos y descargos?, en definitiva, ¿por qué no hacer de ambos una simbiosis? ¿por qué no convivir dentro de? ¿por qué no aliar blogs enfermeros con blogs de pacientes? Se trata de dejar que se oiga su voz por encima de las nuestras. Se trata de que sólo ellos, ¿quién si no?, saben como se sienten y lo que quieren. Y nuestra posición inicial es escuchar, escuchar para poder conocer, y conocier para poder actuar. ¿Si no escuchamos a quién tenemos delante cómo sabremos lo qué necesita?
Pero, ¿cómo? ¿cómo hay que introducir ese ingrediente imprescindible? Es una pregunta que dejo abierta en espera de vuestras respuestas. Por mi parte, apunto a varias formas de introducción:
- Realizando el cambio de turno CON el paciente.
- Valorando sus necesidades CON-juntamente paciente/enfermera
- Determinando los objetivos a perseguir CON-sensuándolos paciente/enfermera
- Determinando las intervenciones/actividades en CON-cordancia a los objetivos del paciente
- Realizando una evaluación/autoevaluación CON-stante paciente/enfermera
- Estableciendo programas de transmisión de CON-ocimientos paciente/paciente, enfermera/paciente
- Creando herramientas que CON-ecten al paciente con su historia clínica, y CON-tribuyan en su gestión.
- Estimulando el interés del paciente por CON-ocer, por CON-geniar, por CON-fraternizar, por CON-ectar CON enfermería y CON-tribuir a su visibilidad.
Y ahora enlazo con el "yo sí doy la nota, yo registro". Este lema es un lema para enfermería, para estimular su participación en una de las fases, en mi opinión, de mayor importancia dentro de su Proceso Metodológico, el registro. Y ¿por qué no uno para sus pacientes? Y aquí lanzo el
"¡A mí, que me registren!" ,
haciendo que sea el propio paciente quién reclama su participación en el Proceso en el cual él es el ingrediente imprescindible. ¡Un nuevo pin a la vista!
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