sábado, 29 de noviembre de 2014

Reflexión  nº 14 - final

Enfermería e investigación - 3ª parte

Los Trabajos y los Días


 Dificultad nº 7. El arte de publicar. Bien, hasta aquí has llegado con mayores o menores dificultades pero, al fin y al cabo, orgulloso por haber concluído el trabajo y con la esperanza de que, desde la dirección de tu centro de trabajo, tomen en consideración alguna de las recomendaciones que remarcas como resultado de las conclusiones finales. ¿Y ahora? ¿Publicar? ¡Vamos allá!
  Te pones en contacto con compañeros del CEIC, con el departamento de formación, revisas artículos, lees, lees y lees... y finalmente te decides a enviar un artículo. Te dicen "envíalo a la revista con mayor impacto y así, si te lo rechazan, modificas lo que te digan y vas bajando en el rankin". Y yo hago caso. Primero, busco revistas de enfermería con factor de impacto (difícil también). Y allá que voy. ¡Ah! ¿qué ha pasado con el tiempo? Pues entre pitos y flatuas han pasado unos 16 meses. El tiempo vuelve ha caminar junto a mí, pero ahora viene cuando se hace lento y más lento.

Dificultad nº 8. Adaptación de un trabajo a un artículo. Y comienzo la búsqueda de revista y, como no tengo abuela y soy el mejor, allá que voy,  a por una de las de mayor impacto: Journal of Advanced Nursing. Y ¿con qué me encuentro? Evidentemente con la Dificultad nº 3, el idioma. Primero, intento adaptar el trabajo (108 páginas) a un formato artículo (15 páginas), ¿cómo? pues como puedo. Bien, a continuación, echo mano de mis allegados, que de esto saben un rato, y, no sin apoquinar unos eurillos, me traducen el artículo al inglés. Pero claro... la revista exige un formato determinado, una extensión determinada, etc. etc. etc.¡No desfallezcamos! ¡Lo logro! Y me preparo para su envío...

Dificultad nº 9. Cómo hacer que te acepten un artículo en una revista. Y de repente, una nueva barrera ("este camino está lleno de socabro... socabones"). Que si el Abstract en idioma original y en inglés, que si el título igualmente en los dos idiomas, que si "cuentame las palabras que te ocupa", que si "hazme una carta para el comité editorial", que si la bibliografía aparte, que "Qué sabes y qué aporta"... En definitiva, vuelve a reescribir el artículo adaptándote a sus exigenccias. Y cuando ya lo tienes y te preparas para el envío aparece la Gran Barrera: introduce cada texto en su apartado, no te equivoques y lo envíes incompleto, no mezcles los textos,... Por qué lo hacen tan complicado... Y, por fín, recibes un email diciéndote que tu artículo les ha llegado y que ya te dirán algo. ¡Algo!. Y, sorpresa, no pasan ni 24 horas y recibes un nuevo correo con el que te dan las gracias por pensar en ellos pero que, por falta de espacio, no pueden publicártelo... Y digo yo, ¿está bien, o está mal el artículo, el trabajo; le falta algo, es interesante, es intrascendente? Pues te quedas con las ganas. ¡Nunca lo sabrás!
  Y vuelta a empezar. La siguiente es  International Nursing Review. No hace falta que vuelva a explicar el mismo recorrido que con la anterior, ¿verdad?. Más de lo mismo. Respuesta parecida. Bueno... no nos desmoralicemos... La tercera: Nursing Outlook. Respuesta "muy interesante pero tenemos tantos artículos...". La cuarta: Nursing Open. ¡Hombre, sólo tienen un artículo publicado, es nueva! Bueno, y qué. Lo envías y, de nuevo, sorpresa mayúscula, si quieres que te lo publiquen sólo has de pagasr unas 1,200 libras, sí, sí, como lo oís. ¿Continúo? No desfallezco y pruebo una más: International Journal Nursing Studies. ¡Iluso! Respuesta: os la imagináis ¿no?. 
  A todo esto hay que añadirle las exigencias de cada revissta: el manuscrito ha de tener entre 3000 y 4000 palabras una, no más de 1500 otra; el Abtract de 300, ¡no, no! de 150; 9 figuras o tablas, ¡noooo! sólo 6; una carta de presentación, sí sí una carta dicen todas; ¿podrías decirme los revisores a los que quieres que le enviemos el manuscrito?, estooo...

  Con una cerilla en la mano y el trabajo/artículo en la otra, a punto de emular a los bomberos de "Farenheit 451" de Ray Bradbury, me asalta una útlima esperanza: ¿y si pruebo en una revista nacional? Bueno, pero sólo una.
  Y 6 meses después de iniciar el periplo revistil, aquí estoy, esperando la respuesta definitiva de... no diré el nombre por si acaso. Ya he tenido que hacer una revisión del trabajo: dos revisores así me lo han pedido; el primero, con 10 u 11 anotaciones; el segundo sólo 2 o 3. Pero, hay que hacerles caso, si no... Aún no sé nada después de enviar las rectificaciones, sólo hace 15 días. ¿Cómo terminará todo? No sé si lograré publicar el artículo, lo que sí sé es que emplear tiempo, vaya si lo he empleado, disfrutar también y, en ocasiones, parecer que me he volvía loco, también; y la familia... se merecen que lo diga, ¡santa paciencia!

  Bueno, hasta aquí mis reflexiones al entorno de la enfermería y la investigación. ¿Volverías a hacerlo? Sí, por supuesto. Sólo así avanzamos, aunque el camino sea duro y perdamos algo en él...

                                                              "Lo importante no es llegar sino ir" 
                                                                          Robert Louis Stevenson




viernes, 28 de noviembre de 2014

Reflexión nº 14 bis

Enfermería e investigación - 2ª parte

Los Trabajos y los Días

...y sigue...

Dificultad nº 3. ¡El idioma!. Tantos años de escuela haciendo inglés, ¿para qué? ¿De qué me sirvieron? Cuando llegas a un nivel, sea el qué sea, es tan difícil superarlo... ¡Y mi nivel es tan bajo! Esta dificultad es bastante invalidante, los mejores artículos (por no decir los únicos) están en este idioma por lo que, a todas las anteriores barreras que nos han ido surgiéndo, ahora hemos de añadirles el idioma. Diccionario siempre al alcance, sentidos de la frase que se pierden, datos que son entendidos al revés... Y el tiempo que vuelve a adelantarnos. Más tarde, pero mucho más tarde, volverá a aparecer esta dificulttad, cuando querramos publicar un artículo de nuestro trabajo y debamos presentar necesariamente el resumen en español y en inglés o, aún peor, cuando nos atrevamos a enviarlo a una revista anglosajona. ¡què difícil nos lo ponemos a veces!

Dificultad nº 4. ¿Por dónde empiezo? Bien, ya había leído todo lo que me propuse leer, incluso en inglés; ya había redactado el proyecto (introducción, método ¿cuantitaivo, cualitativo?,...) y presentado al CEIC de mi hospital, y había tomado nota de todo lo que debía rectificar así como de los consejos que me dieron; había construído la herramienta que quería utilizar (una de ellas). Y ahora, ¿qué? Habían pasado un par o tres de meses desde que había comenzado a desarrollar la idea de la investigación y ahora era el momento de comenzar a materializarla. Seguí las indicaciones de los libros y artículos leídos y comencé por aplicar las herramientas que tenía. Aquí he de pararme un momento. ¿Herramientas? Utilicé un cuestionario compuesto por tres encuestas, una de las cuales tuve que construir ya que no había ningún modelo en la literatura, o por lo menos yo no lo encontré. Pero... ¿alguien me dijo que debía comprobar la validez y la fiabilidad del instrumento? Quizás me salté el apartado correspondiente en los libros que leí... Y el tiempo seguía avanzando... Bien, la cuestión es que me tiré a la piscina y pasé el cuestionario, previa determinación de la muestra (uf!), y esperé... Bueno, no, comencé a hacer la bibliografía (¡qué error!), redacté la introducción, seguía leyendo artículos con lo que me asaltaban nuevas dudas, modificaba la idea principal (¡y el cuestionario en marcha!)... 

Dificultad nº 5. Desconocimiento de los métodos estadísticos. Después de meses y de insistir para que los compañeros participaran en la encuesta (tenía que conseguir el número establecido) ¿qué debía hacer con ellos? ¿qué se hacía ahora? Ni idea de métodos estadísticos. Otra parada más en el camino de la investigación. Utilicé el paquete SPSS (¿y eso qué es?), bueno utillicé... lo tuve que estudiar previamente para poder utilizar una 10ª parte de sus posibilidades. Pero antes había construído un Excel y comenzado a introducir los datos del cuestionario (de fácil, nada). ¡Qué pérdida de tiempo y energía cuando desconoces lo que quieres hacer! Finalmente lo conseguí, pasé todos los datos y comencé su análisis. Bueeeeeno, de aquí hasta el final ya sería coser y cantar. ¡Ja!

Dificultad nº 6. Cómo citar. Pero, ¿por qué tiene que ser todo tan complicado? El desarrollo del cuerpo del trabajo, relacionar los objetivos del mismo con los antecedentes ya existentes en la literatura, relacionar los datos obtenidos con esos trabajos previos, entablar una discusión, las conclusiones y las recomendaciones, en definitiva, construír con sentido todo el trabajo fue una tarea complicada y, por momentos, desesperante. Me resultó difícil introduir las citas y referencias en el cuerpo del trabajo. ¿Cómo se hacía? Pues nada, vuelta a leer, leer y leer. Que si APA, que si Vancouver, ¿con númeero volados o con el nombre del autor y la fecha?, en fin, otra aventura.

Bien, pero finalmente, después de 15 meses podía dar por terminada la investigación y realizado el trabajo escrito. ¿Los resultados? no muy buenos, dieron una imágen bastante pobre del tema tratado. Lo presentas al CEIC que lo guarda para la memoria anual, envías una copia a tu Dirección (de la cual todavía esperas respuesta) e ilusionado piensas "¿y si lo envío a alguna revista para su publicación? ¿O lo presento en algún congreso?". Te decides por la revista y... Y el tiempo... ¡se cachondea ya de tí! ¿Publicar? ¡Comienzas a sufrir otra serie de dficultades! ¡Y vaya dificultades!

                                                                                                                          ...continuará...
 
   

jueves, 27 de noviembre de 2014

Reflexión nº 14

Enfermería e investigación - 1ª parte

Los Trabajos y los Días


  Hace un año aproximadamente, por febrero o así, se me ocurrió la brillante idea, (quién me mandaría a mí meterme en estos berenjenales) de hacer un proyecto de investigación con el fin de, si lo terminaba, intentar su publicación en alguna revista que tuviera un factor de impacto interesante. El trabajito de marras pretendía determinar el grado de implantación y uso del Proceso Enfermero y, hasta qué punto el conocimiento y la actitud de las enfermeras frente a él, eran factores determinantes del Proceso, influían en su aplicación y uso. Y todo ello, referente a 3 hospitales, por si no tenía poco con uno...
  
El caso es que utilizo el título de esta obra de Hesíodo, "Los Trabajos y los Días", como ejemplo de lo que nos esperar a todos aquellos que queremos iniciarnos en la investigación , y tal vez publicar.
  En otros blogs, metodológicamente muchísimo más interesantes que éste, se ha puesto de manifiesto lo árduo que es el camino que se empieza a trazar desde la concepción de una idea  hasta la materialización y finalización del proyecto. Han facilitado manuales explicativos de todas las fases por las que se debe pasar, -como en un viacrucis-; han hecho hincapié sobre lo positivo que resulta para enfermería la realización de trabajos de investigación; han remarcado el fuerte nexo existente entre investigación, evidencia científica y desarrollo profesional; en definitiva han hecho lo posible para instaurarnos el gusanillo de la investigación. 

"Pero, ¿cómo voy a investigar si no tengo tiempo...? Bastante trabajo tengo; y en casa, menos, gracias"

Seguramente esta es la respuesta más común cuando a un compañero le preguntas si ha hecho algún trabajo de investigación. Y no le falta razón. En nuestro horario laboral no está contemplado el que podamos iniciar un proyecto sobre algún aspecto de nuestra unidad, de nuestros cuidados, de nuestros pacientes. Si no se contempla ni un espacio de tiempo, como mandan los cánones, para poder realizar el cambio de turno... Ep! y ni me atrevo a dejar ir la idea de realizar el cambio de turno en la cabecera del paciente... válgame Dios! Bien, a lo qué iba!
   Investigar presupone "curiosidad", "actitud", "preguntar", "inconformismo", "deseo de evolucionar"... Si algo de ésto está en nosotros, el tiempo pasa a un lugar secundario, "toma nuestro paso", se enlentece, se hace extensible y demorable. Nos acompañará durante todo el proceso y sí, en ocasiones, lo encontraremos subido a nuestra esplada, espoleándonos. Pero el camino que recorreremos, si bien no estará exento de barreras, deseos de abandono, locuras pasajeras, senderos en círculo interminables, nos llenará, mientras lo contruímos, de una sensación de plenitud, de sastisfacción por acercarnos, cada vez más, al final, al trabajo finalizado.
   
Por ese camino he transitado durante más de un año, y aún sigo en él. Y aunque, en ocasiones, intentamos desterrar la experiencia de nuestro ámbito profesional, no es menos cierto que sin conocer de dónde venimos y quiénes somos difícilmente conseguiremos saber a dónde debemos dirigirnos para ser quiénes queremos ser. Así pues, a partir de mi propia experiencia, quiero dejar anotadas las dificultades encontradas durante el recorrido como aviso a navegantes, antes que como consejos.

Dificultad nº 1. Carecer de conocimientos. Es sumamente difícil iniciar, ya no una investigación, sino el proyecto previo a una investigación sin tener una base, digamos, medianamente sólida sobre metodología de la investigación. Sí, había participado en trabajos, más o menos bien hechos, pero para nada fiables metodológicamente. ¿Qué tuve que hacer en este caso? Leer, leer y leer. Desde libros como "Investigación en Enfermería (Burns & Grove, 3ª ed. Barcelona, 2004)"  y "Enfermería basada en la evidencia. Hacia la excelencia en los cuidados  (Alonso Coello P. et al. Ed. DAE, Madrid-2004)",  hasta artículos como "Guía para escribir un protocolo de investigación. (Organización Panamericana de Salud. Washington D.C.)", "Qualitative research in health care: Using qualitative methods in health related action research. Meyer J. BMJ2000;320;178-181", entre otros. Este es ya un trabajo previo que consume mucho tiempo, si no quieres empezar con mal pie.

Dificultad nº 2. Dificultad para la búsqueda bilbiográfica. Segundo escollo. ¿Cómo encuentro bibliografía del tema? Cuando busco en Google encuentro poca cosa y de calidad un tanto dudosa. ¿Qué debemos hacer en estos casos? De nuevo leer, leer  y leer: ver que existen buscadores, metabuscadores, descubrir la pregunta PICO, toparte con bases de datos, descubrir y practicar el método de la lectura crítica... Y después de buscar, encontrar y leer, darte cuenta de que un gran número de artículos que has obtenido no te sirven demasiado para tu objetivo. Y el tiempo te adelanta y te va dejando atrás...

                                                                                                                            
                                                                                                                           continuarà ...




lunes, 24 de noviembre de 2014

Reflexión nº  13

La visibilidad de lo invisible - III

Registros de enfermería - III

Evidencia

Hoy reúno en una misma reflexión dos de los problemas que he tratado hasta ahora, la visibilidad de lo invisible (después de tratar de la invisibilidad de lo visible) y los registros de enfermería. El motivo es la coincidencia en el sí de esos dos problemas, del concepto "evidencia", apareciendo en cada uno de ellos como: aquello que un buen registro será capaz de transmitir (evidencia) y una de las soluciones del  fin de la invisibilidad (ser evidente). Para ver cómo se da esa aparición, dejádme que recurra nuevamente a la literatura.
 
Edgar Allan Poe
En una historia de Edgar Allan Poe, concretamente en "La carta robada", se nos cuenta el caso de la desaparición de un importante documento, una carta, finalmente encontrada por el personaje Auguste Dupin, detective, precursor de Sherlock Holmes y tantos otros. La carta es encontrada por Dupin gracias al siguiente planteamiento: Dupin se pone en el lugar del ladrón para establecer cuáles han sido sus motivaciones, lleva a cabo un análisis de la situación y logra deducir unas conclusiones que lo llevarán a encontrar la carta. Estamos, pues, frente a un detective analítico que hace uso de la razón y del método científico para resolver los casos a los cuales se enfrenta. La carta es encontrada encima de la mesa y a la vista de todo el mundo.
  En un pasaje del cuento se nos dice:
"Hay un juego de adivinación -continuó Dupin- que se juega con un mapa. Uno de los participantes pide al otro que encuentre una palabra dada (...). Por lo regular, un novato en el juego busca confundir a su oponente proponiéndole los nombres escritos con los caracteres más pequeños, mientras que el buen jugador escogerá aquellos que se extienden con grandes letras de una parte a otra del mapa. Estos últimos (nombres) (...) escapan a la atención a fuerza de ser evidentes, y en esto la desatención ocular resulta análoga al descuido que lleva al intelecto a no tomar en cuenta consideraciones excesivas y palpablemente evidentes".
Para seguir con el modelo de las anteriores reflexiones sobre la "visibilidad de lo invisible" , en las que he mostrado de momento, dos de las intervenciones, presencia y voluntad de participación, que deberíamos llevar a cabo para hacer posible el primer enunciado, y sobre los "registros de enfermería" donde expuse la necesidad de configurarsse como materia universitaria y su especificidad, recurriré nuevamente al Diccionario de la Real Academia Española para ver el significado de evidencia/evidente, y es:
Evidencia: f. Certeza clara y  manifiesta de la que no se puede dudar
Evidente: adj. Cierto, claro, patente y sin la menor duda.
Y aquí confluyen literatura y enfermería, literatura y ambas  problemáticas:

La carta robada
"Visibilidad de lo invisible". Ya tenemos la solución. Hasta ahora nos preguntábamos el por qué éramos invisibles a pesar de ser los hacedores eternos de los cuidados a los pacientes, a pesar de nuestra presencia constante, a pesar de nuestra preparación académica, a pesar de nuestro apoyo ante momentos díficiles a él y a su familia, etc., por qué a pesar de todo ello éramos invariablemente invisibles, por qué incluso la visión que de nosotros tenían los demás nos hacía aún más invisibles. Pues por la misma razón por la que no se encuentra, en un primer momento, la carta en el caso de A. Dupin: porque es tan evidente cómo somos y qué hacemos que justamente por eso no se nos ve. Se visibiliza lo novedoso, lo no habitual, lo esporádico. En cambio, lo que tenemos siempre a nuestro alrededor, lo normalizado, lo constante, no lo valoramos, estamos tan acostumbrados a su presencia que ya no lo vemos. Por tanto, no se espera ver de nosotros más que lo que somos, lo que siempre hacemos, cuidar, nuestra esencia en definitiva. Por ser tan visibles nos hemos hecho invisibles, somos lo acostumbrado, lo habitual, lo usual, lo obvio, lo evidente. ¿Qué hacer entonces? Nada. Seguir siendo como somos, no hay otra solución, seguir siendo evidentes, evidentes para los pacientes, aunque el precio que debamos pagar sea una cierta invisibilidad. Porque nuestra esencia, que es cuidar, sigue evidenciándose día a día..

"Registros de enfermería". Y si somos evidentes, es decir, ciertos, claros, patentes  e indudables, es poque tenemos evidencias, certezas claras y manifiestas de las que no se puede dudar. Toda nuestra esencia, evidente, ha de basarse en evidencias. Y, ¿qué necesito para tener evidencias? Actitud positiva y metodología científica aplicada a nuestras actividades. ¿Y lo tenemos? Creo que sí: el hecho de interrogarnos sin cesar por nuestra esencia, de no ensimismarnos en el status quo, nos demuestra sobradamente la positividad de nuestras actitudes. Y en cuanto a la aplicación de la metodología científica, nuestro Proceso Metodológico Enfermero da fe de ello. Pero... (siempre hay un pero), nada de todo esto es posible sin un registro documental que nos permita formularnos preguntas impulsoras de mejoras aplicables a nuestros cuidados, que nos den datos para la búsqueda de ese impulso, que fundamenten nuestras acciones, que reflejen unívocamente cada paso de nuestro Proceso. El registro enfermero nos permitirá obtener evidencias que nos hagan evidentes; dicho de otra forma, obtener datos claros y de los cuáles no podamos dudar (evidencias) que nos hagan mejorar nuestros cuidados y fundamentar nuestras acciones, nuestra esencia, el cuidar (ser evidentes). Sin registros no hay posibiliddad de búsqueda de evidencias, y sin evidencias en las que fundamentar nuestra esencia, el cuidar, dejamos de ser lo evidente para convertirnos en lo inusual, en lo dudoso, en lo discutible. Y a partir de ahí, nos volvemos invisibles, invisibles como enfermeras, como profesión e invisibles para nosotros mismos.





lunes, 17 de noviembre de 2014

Reflexión nº 12

Registros de  enfermería -II

Registros y... "¿saltará a mi informe lo que ha escrito la enfermera, verdad?"


   Hoy estoy un poquito de mala leche. Supongo que por el título de la reflexión se ve por dónde voy... Bien, en primer lugar ¿qué es un registro en una historia clínica?, no en un juzgado, ni en un banco, ni en una mercería, ni en... NO, estoy preguntando por un registro clínico (perdonadme el tono, pero me cabreo conmigo mismo). A mi entender un registro clínico es todo aquél documento que hace referencia a cualquier asunto relacionado con la asistencia sanitaria de un paciente e inserto en su historia clínica, convirtiéndose en documento legal. "Cualquier asunto" significa el conjunto de datos provenientes tanto del análisis de la situación de salud actual del paciente, como de su historial de antecedentes, personales y familiares, del proceso evolutivo, de todos los procedimientos realizados durante ese proceso, de su pronóstico, del tratamiento llevado a cabo... de las decisiones, juicios clínicos, razonamientos... y todo ello, de cualquier profesional que haya tenido contacto asistencial con el paciente. Ah! Y ¿un registro de enfermería? Pues eso, exactamente lo mismo, pero todo ello concerniente al rol de enfermería, entendiendo por rol de enfermería tanto nuestro rol autónomo, propio de la profesión, y llevado a cabo mediante la aplicación de nuestro Proceso Metodológico, como el (mal llamado para algunos e inexistente para otros) rol de colaboración.
  Todo esto ¿por qué? Pues porque aún hay algunos personajes (acordaos de la reflexión sobre los "personajes") que se cabrean cuando en sus propios informes, e insisto propios informes, no aparecen aquellos datos que antes, tan campechanamente y por el artículo trenta y tres, recogía la enfermera y ahora, ¡por fín!, ya no recoge.
-Es que antes me era muy fácil hacer el informe y ahora tengo que ir a mirar en el registro de la enfermera todos los datos...-
 ¡Cuándo vamos a aprender a responsabilizarnos de nuestros propios registros! ¡Qué daño nos hacen, en este sentido, las aplicaciones informáticas! Una cosa es que el programa informático te permita vincular registros, facilitando que los datos comunes se reflejen por igual en todos aquellos registros que compartan esos datos, pero otra, y muy distinta, es pretender que TÚ registro te lo cumplimente otro profesional a partir de su propio registro. Lo dicho ¡cuándo vamos a aprender a responsabilizarnos de nuestros propios registros! ¡Qué fácil le hemos hecho la vida a otros profesionales con nuestro altruismo (JA!)!
  ¿Por qué no dicen "¿saltará a mi informe la decisión de la enfermera, su plan de cuidados y todo lo concerniente al Proceso Metodológico Enfermero?"? La historia clínica, ¿no es única? Y como tal, ¿no ha de ser único el curso clínico? La información ¿no ha de ser compartida? O como siempre, yo soy yo y tú eres tú... y, claro, el que importa soy yo.
  ¿Para cuándo un cambio de mentalidad, un cambio de modelo? ¿Para cuándo la constitución real de un paradigma donde no haya ni "cúspide" ni "subalternos" sino una red de profesionales, un engranaje en movimiento donde el paciente es una pieza más, la pieza fundamental, dentro de él?  
  Entonces, ¿cuál debe ser, a partir de ahora, nuestra función en todo ésto? Mantenernos firmes en nuestras convicciones, seguir reclamando nuestro lugar de acción, nuestro ámbito de actuación, posicionarnos firmemente como enfermeras, difundir  nuestro conocimiento, compartirlo, materializarlo, evidenciarlo... en definiiva visualizarnos. 

  "Si te dan un palo, devuelve un haz de leña". Joseph Joubert - Pensamientos



martes, 11 de noviembre de 2014

Reflexión nº 11

La visibilidad de lo invisible II

Voluntad

  Seguimos nuestro camino, no olvidemos que el inmovilismo no conduce a nada,, sólo llegaremos a un lugar distinto si nos movemos, si nos ponemos en marcha. 
                             Caminante, son tus huellas
                             el camino y  nada más; 
                            Caminante, no hay camino,
                            se hace camino al andar.
                            Al andar se hace camino,
                             y al volver la vista atrás
                            se ve la senda que nunca 
                            se ha de volver a pisar.
                           Caminante, no hay camino,
                            sino estelas en la mar.
  Si en la relexión nº 10 quise comenzar a dar soluciones a la incesante pregunta por nuestra visibilidad, y la primera etapa nos condujo a la necesidad de la Presencia de liderazgo, hoy llegamos a un segundo punto de importancia, creo, en este camino que vamos haciendo entre todos (y del que me alegro de haberme atrevido, por fín, tan sólo a opinar al respecto y, tal vez, a ser escuchado).
  
Voluntad de participar. Si volvemos a la RAE para ver la definición que nos ofrece de voluntad tenemos varias opciones: facultad de decidir y ordenar la propia conducta; acto con que la potencia volitiva se ve atraída o rechazada por algo; libre determinación; intención, ánimo; gana o deseo de hacer algo; elección... Múltiples son los significados atribuídos al término voluntad. Particularmente me gustaría resaltar el que hace referencia a la voluntad de poder o, con permiso de Nietzsche, voluntad de participar.
  Siguiendo a Nietzsche, voluntad de poder puede ser entendida como aquél ímpetu o impulso que es imparable y, por lo tanto, siempre vá más allá de un punto inicial; la voluntad de poder es "algo vital, orgánico y biológico", no es una voluntad pasiva sino dinàmica, en constante expansión y manifestación, "la voluntad de poder nietzscheana sobrepasa toda actividad individual y toda aspiración a la felicidad individual". Esta voluntad de poder es una fuerza universal que nos impulsa y, como tal, es "la esencia íntima del ser". 

  Aquí es el momento de reivindicar, y reivindico, el símil de la voluntad de poder con la voluntad de participar. Necesitamos de esta voluntad de participar en enfermería, necesitamos de este ímpetu, de esta manifestación y expansión de  nuestra/vuestra voluntad para salir de este rincón oscuro en el que nos hemos y nos han metido; reivindico la necesidad de potenciar las actitudes positivas de las enfermeras que nos muestran su voluntad de poder, su voluntad de participar, de modificar el status quo, de romper con el inmovilismo y con la apatía quotidiana. ¡Voluntad de participar ! Exijo que mostréis vuestra voluntad de participar, de que queréis hacer camino, de que no sólo "me la pela si siempre se ha hecho así" sino que, además, quiero saber cómo lo hemos estado haciendo hasta ahora porque necesito expandir mi voluntad de poder  hacia adelante, y "al volver la vista atrás ver la senda que nunca se ha de volver a pisar". Voluntad de participar que, como la nietzscheana, va más allá de mi actividad  y de mi  felicidad individual; mi voluntad de poder / de participar se expande hacia los otros como fomento de vida y es en los otros donde toma su sentido.
  Caminemos hacia adelante y no desdeñemos lo que dejamos atrás, también es parte de lo que ahora somos. Echemos mano de nuestra voluntad de poder, hagamos efectiva nuestra voluntad de participar.




domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Qué piensas de...?

Carta a una futura enfermera

Descubrimiento de una respuesta 

Royal College of Nursing
  Hace bastante tiempo, cerca ya de cinco años, recibí por email un enlace a un blog de Enfermería. En él, se publicaba una entrada que hacía referencia a un ensayo premiado por la Society of Geriatric Nursing del Royal College of Nursing, en el año 1984. El ensayo iba a nombre de Rosemary Mills, supervisora de la  Residence Balgoman de Kent y el premio que ganó fue de 100 libras, que empleó en dar una fiesta para sus pacientes. El título del ensayo fue "Ruego apasionado a una futura enfermera" y estaba escrito a modo de carta en la cual se intentaba solicitar, a una futura enfermera, cómo debería cuidar de la autora de la carta, de llegar a coincidir cuando esta última tuviera 70 años.  Guardé el correo quizás con el propósito de averiguar más sobre Rosemary Mills o sobre el ensayo, no lo sé, pero ahí quedó olvidado todo este tiempo. 
  Fue hace seis días, cuando un mensaje de "debe vaciar su correo para poder guardar este archivo" me obligó a revisar y eliminar todos los innumerables correos que tenía guardados en una carpeta personal, y al hacerlo fue cuando me encontré de nuevo leyendo aquél email de entonces. Así que me dije que, antes de eliminarlo, estaría bien averiguar algo más sobre su contenido.
  Me puse manos a la obra y comencé a buscar en PubMed, en Cinhal, en Cuiden, busqué en Google en blogs... y tan sólo encontré referencias en distintos blogs que incluían el texto del ensayo pero con diferencias sustanciales con el que yo tenía, además de la siguiente referencia:

       Mills, R. Passionate plea to a future nurse. Nurs Stand. 1984 May 31;(349):7

  Ninguna otra nota, referencia o comentario, nada. Intenté conseguir el artículo original y tampoco obtuve  resultado alguno. Decidí preguntar en la Biblioteca de Enfermería de la Universidad de Barcelona. Lo único que obtuve fue el ofrecimiento para solicitar el artículo, pero una vez aceptado y llevado a cabo tampoco conseguí nada, no estaba disponible, era demasiado antiguo. Así que comencé a pensar si no sería una referencia falsa, una "leyenda urbana", que de hecho no existía Rosemary Mills y tampoco su artículo, sino que, más bien, se trataba de un divertimento de algún blogger.

Notes on Nursing...
   ¡Y, entonces, fue cuándo la encontré! Antes de irme de la Biblioteca, me dejé llevar por la atracción que  sobre mí ejercían los libros de las estanterías y me puse a mirar alguno de ellos. Estaba frrente a la N y ahí la encontré. Cogí el libro de Florence Nightingale, "Notes on Nursing: what it is, and what it is not"- Edinburg, 1980, y mientras buscaba el índice algo, un trozo de papel, cayó al suelo. Lo recogí y no podía creer lo que tenía en mis manos, de hecho aún ahora a veces pienso que no sucedió en realidad, si no fuera porque todavía lo conservo y, de vez en cuando, vuelvo a leerlo. El trozo de papel era ya viejo, amarillento, y lo habían doblado por dos veces. Lo abrí y comencé a leer lo que parecía ser una carta, en inglés. Lo que a continuación hice fué más bien fruto del instinto que algo pensado y razonado: sin que nadie me viera, lo guardé rápidamente en el bolsillo de la chaqueta y, temblando, dejé el libro de nuevo en la estantería y salí rápido de la Biblioteca. Una vez fuera de ella me alejé lo suficiente como para que nadie que hubiera estado en ella me reconociera, y me senté en la acera a leer aquel trozo de papel: ¡la carta de respuesta al artículo de Rosemary Mills! 
  Estaba fechada el 3 de abril del 2006 en Londres y, en la firma, medio borrada al haberse corrido la tinta, parecía poner "James River" y debajo "a future nurse". Leí entera y por dos veces la carta, y aunque mi nivel de inglés hizo que perdiera el sentido real de algunas frases supe, sin ningún tipo de duda, que me encontraba frente a una carta de respuesta a lo que yo había estado buscando infructuosamente, el artículo de Rosemary Mills "Ruego apasionado a una futura enfermera". No había ninguna referencia al artículo en el texto, ni tampoco a su autora, pero el contenido de la carta no dejaba lugar a dudas. Era realmente un texto de respuesta. Volví a doblar en dos la carta y a guardármela esta vez en la cartera de mano, por nada del mundo quería perderla. Al llegar a casa la volví a desdoblar, cuidadosamente, y me puse a traducirla lo mejor que supe. Y aquí tenéis el resultado:

"Estimada Sra. Rosemary Mills:
  Me llamo James R. y hoy me he matriculado en la Universidad para realizar los estudios de Grado en Enfermería. Terminaré dichos estudios en el 2010, año en el que espero tener suerte y poder trabajar aunque sea con un horario de fines de semana o de noches o, incluso, de días sueltos y con un salario para nada ajustado a la responsabilidad que conlleva la profesión.
  Tal vez coincidamos, usted y yo, en el mismo centro sanitario, tal vez tengamos la oportunidad de intercambiar experiencias vitales, siempre habrá algo interesante qué contarnos; pero no siempre dispondré del tiempo suficiente para hablar con usted, otros pacientes también me necesitarán y, en ocasiones, la gestión del centro optará por trasladarme allí donde hagan falta un par de manos más. Sé que conversar con usted, escucharla activamente, es una de las herramientas que me ofrece esta profesión para favorecer, sin duda, la mejora de su salud.
  No sé si estará en mis manos poder adjudicarle una habitación individual, entiendo que no será así.
  Y por el miedo a perder su intimidad y dignidad no ha de preocuparse, he de decirle que si he escogido hacer de estos estudios mi futura profesión es porque ponen en la persona, enferma o no, el foco de atención; porque además de poseer un carácter técnico-científico, en sus cimientos descansa una disciplina humanística; porque la persona es considerada no como un mero objeto de trabajo sino como a un sujeto, individual o colectivo, que necesita de unos cuidados de salud, que deben ser aplicados bajo una perspectiva ética firme. Porque lo que yo quiero es poder ayudar a mantener, restablecer y prevenir la salud de las personas, cuidando de ellas.
  Intentaré hacer mi trabajo con la mejor predisposición de que disponga, aunque no siempre me será posible realizarlo, puesto que dependeré de terceros, de tener el material necesario para llevar a cabo mis acciones, compañeros que me ayuden en ello y el tiempo suficiente para su realización. No tiene por qué pensar que dejaré sin cumplir alguno de los principios éticos que como personas debemos cumplir. No, no la gritaré ni la humillaré ni perderá su dignidad por alguna acción mía, no entiendo este tipo de acciones en una profesión como ésta, ni en el desarrollo vital del ser humano. Tenga paciencia, eso sí, si me demoro en la realización de algunas actividades, no urgentes pero, estoy seguro, prioritarias para usted. Es por ello que me atrevo a pedirle, como futuro profesional, que participe activamente de sus cuidados de salud, es usted quién sabrá mejor que nadie cuáles serán sus necesidades y qué le convendrá o no.
  En este sentido, y antes no conozca sus preferencias y gustos, comuníqueme todo lo que considere necesario, cerrar la persiana, alcanzarle el vaso de agua, asearla, hablar sobre lo que le preocupa… No se disguste si en ese momento no puedo atenderla, seguramente habrá otros pacientes que precisaran, prioritariamente, de mi atención. Tenga por seguro que no olvidaré sus peticiones, son parte de sus cuidados.
  Y permítame que incluya a su familia en todo el proceso de salud, ellos también seran una pieza importante del mismo. No tema por la pérdida de su intimidad, sólo les diré aquello que usted desee que les diga, siempre y cuando el no decirlo conlleve un riesgo para usted. Entre todos, su familia, usted y yo, deberemos tener como objetivo el establecer los mejores cuidados que usted necesite en ese momento, siempre priorizando sus preferencias; y cuando usted no pueda ya participar en ellos, esté segura de que será mi responsabilidad llevarlos a cabo por usted.
  Creo que puedo afirmar, incluso antes de comenzar Enfermería, que lo que le ofreceré al iniciar y desarrollar mi carrera profesional es lo mismo que me gustaría que me ofreciesen cuando llegara el turno de interrumpir o finalizar mi “carrera vital”: tener las necesidades básicas cubiertas con la ayuda de alguien que crea en las personas.
   Si usted también fuera verdaderamente una enfermera, ¿acaso no diría lo mismo?"
  
 Y hasta aquí la peripecia de mi búsqueda alrededor de Rosemary Mills y el descubrimiento de una respuesta. Quise que participárais de ello y por eso me decidí a ponerlo por escrito, después de todo, hablaban de nuestra profesión. Ayer me deshice de los documentos. Eliminé el correo y las copias que guardaba del artículo inicial; en cuanto a la carta encontrada, por la tarde volví a la biblioteca de la Universidad y, sin que nadie me viera, deposité nuevamente la carta entre las hojas de un libro, pero esta vez no en el mismo, no en el de Florence Nightingale, sino en el de...

 Carta de James R.

  Y ahora viene la pregunta ¿qué piensas de...? No, la pregunta no interroga sobre qué pensáis de las dos cartas, si son ciertas o no, e incluso si existen o no los personajes; lo que se os pregunta es qué opináis sobre la visión de enfermería que nos plantea la primera carta y la visión que ofrece una futura enfermera en la segunda; por qué una enfermera, supervisora, tiene esa visión del cuidar en esos años, incluso, del cuidar en el futuro (no olvidemos que escribe en 1984 pensando en el 2010); si la respuesta se adapta a la realidad de la profesión en la actualidad; si es cierto que somos como nos dibuja Rosemary o tal vez seamos como cree ser James; si es posible que la profesión nos cambie tan profundamente que perdamos esos principios descritos por James; si...