jueves, 23 de julio de 2015

Explorando Lo Incomprensible

Lo Incomprensible no tiene principio ni fin, pero sí historia... clínica.

  Supongo que no es exclusivo de Enfermería, sino que cada disciplina tiene sus zonas oscuras, sus ángulos muertos, donde se esconden figuras incomprensibles, entidades conceptuales ilógicas o contradictorias*, temáticas intocables que se mantienen en un olvido consciente y voluntario, como pecados escondidos bajo la alfombra. Existen también aquellas zonas visibles pero que nunca miramos de frente, si acaso las escrutamos con el rabillo del ojo, como quien no quiere la cosa, no fuera a ser que se dieran cuenta y nos solicitaran responsabilidades. 
  Todo ello forma parte de lo que desde hace un tiempo he dado en llamar "Lo Incomprensible", por lo menos incomprensible para mí. En la mayoría de los casos no se sabe el por qué de su existencia; en otros, aún sabiéndola, se rechaza, se hace oídos sordos a su presencia. Tampoco sabemos La Solución a Lo Incomprensible, intuímos actitudes para luchar contra aquellas que son poco o nada ortodoxas; vemos atisbos de corrección profesional para determinadas situaciones erróneas; afirmamos que hay conductas, modelos, formas de solventar y anular la incomprensibilidad del sistema... pero, en definitiva, no son más que espejismos que desaparecen en cuanto creemos haber conseguido La Solución. No siempre es así, por supuesto, en ocasiones el oasis se hace corpóreo y disfrutamos de una pequeña victoria que nos calma la incertidumbre y el acoso de Lo Incomprensible.

 * [Una de estas entidades conceptuales que siempre he visto como ilógica o contradictoria es el término, afortunadamente cada vez más en desuso, de "División de Enfermería". ¡División!. ¿Cómo es posible llamar "discordia, desunión, diversidad, separación de un todo" a algo que pretende ser justamente lo contrario, "concordia, unión, homogeneidad, convergencia"?]

https://ani5ky.files.wordpress.com/2015/05/e-book.jpg  El Incomprensible de hoy tiene que ver con la Historia Clínica, con figuras y entidades que se esconden en las HHCC, en las nuevas historias clínicas electrónicas. Porque en las HHCC en formato papel, Lo Incomprensible se convierte, habitualmente, en Lo Imperdonable: textos ilegibles, correcciones sin contemplaciones, desorganización del orden preestablecido (porque... ¿existe un Manual de uso de HHCC, no?), pérdida de documentación, tranferencia documental interhistorias, y un largo etcétera. Corramos un tupido velo...
   Pero, ¿qué hay de las HCE, las historias clínicas electrónicas? Tantos esfuerzos en la mecanización de nuestras actividades, en el desarrollo de una mecanismos tecnológicos, en aras de la rapidez, seguridad, manejabilidad, perdurabilidad y organización de la documentación, entre otras, de las HCE, bien habrá servido para eliminar todas las deficiencias del registro manual de las HHCC, ¿no? Es evidente el avance que supone el desarrollo de la HCE que, si bien no soluciona toda la problemática de la documentación en papel, por lo menos elimina los principales puntos de conflicto. 
  Pero eso no es todo, no; como toda nueva tecnología, como todo impulso de cambio en la forma de actuar, en las herramientas necesarias para ello, en la estructura metodológica creada, en definitiva, en todas las estructuras que intervienen e interactuan con la nueva tecnología, ese impulso cambiante no se realiza sin que aparezcan nuevos condicionantes, nuevas dificultades, nuevas dudas y nuevos incomprensibles. Me limitaré a señalar alguno de ellos, tan sólo como ejercicio de reflexión conjunta; tal vez así podamos abrir una ventana al aire fresco de la lógiica y la racionalidad.
  1. Digitalización. ¿Por qué es tan díficil eliminar el papel de nuestras unidades? Si, prácticamente, todo está inventado, ¿por qué cuesta tanto convertir documentación en formato papel a documentación digital?
  2. Integración de datos: ¡inexistente! Vinculación única de imágenes e informes en pdf. A semejanza de la multiplicación de los panes y los peces, ocurre lo mismo con las aplicaciones informáticas: ¿por qué de la existencia de distintas aplicaciones informáticas para Hospitalización, Unidad de Curas Intensivas, Quirófano, Oncología...? ¿Tan difícil es crear una única aplicación que dé respuesta a las necesidades de todos los ámbitos?
  3. Accesibilidad. Todos los participantes en el proceso asistencial han de tener acceso a la HCE. Pero, ¿no existe ningún límite? ¿Dbería exitir? Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo lo estipulamos para que, por ejemplo, yo sólo pueda acceder, en estos momentos, a las HCE de los pacientes de mi servicio? ¿Para que el Sr. X, deportista de élite, no tenga 788 visitas a su HCE en 24 horas?
  4. Confidencialidad. Surge ya en algunos centros el acceso llamado "Portal del paciente", concebido como répilca parcial de la HCE del paciente y con acceso libre por parte de éste. ¿Acceso libre? Resultados analíticos, imágenes, informes de alta y poco más. Vetamos información, tal y como sugiere el Decreto 38/2012 de 13 de marzo, sobre historia clínica y derehos y obligaciones de pacientes y profesionales de la salud en materia de documentación clínica:
    "(...) Dicho derecho asimismo no puede ejercitarse en perjuicio del derecho de terceras personas a la confidencialidad de los datos que constan en la historia clínica, recogidos en interés terapéutico de la persona paciente, ni en perjuicio del derecho de los y las profesionales participantes en su elaboración, quienes pueden oponer al derecho de acceso la reserva de sus anotaciones subjetivas."
    Anotaciones subjetivas, vetadas en su acceso. ¿Qué escondemos? ¿Prejuicios, juicios de valor no fundamentados, comentarios negativos hacia o de, suposiciones poco metodológicas? No lo hagamos y demos libre acceso a aquello que tiene que ver con el estado de salud de cada persona.
    Por otro lado, ¿y los documentos y registros de enfermería? ¿Se tiene acceso a ellos? ¿Alguien ha pensado en que también es información relevante sobre el paciente y que éste tiene todo el derecho a conocer?
  5. Planes de contingencia. ¿Qué ocurre cuando fallan todos los mecanismos de control ante un fallo eléctrico? ¡Vuelta a la edad de piedra! ¿Estamos preparados? ¿Podemos recuperar, de algún modo, la informacción de nuestras actividades anteriores al suceso: medicación administrada, cuidados pendientes, peticiones...?
  6. Formalismo. Sí, también existen vicios traspasados de la anterior época del papel: muletillas, errores gramaticales y ortográficos (¿tanto cuesta instalar en nuestras aplicaciones correctores ortográficos?), textos en mayúsculas, repeticiones fruto del "cortar y pegar", etc.
  7. *
* (Espacio en blanco para que podáis coloca vuestros incomprensibles)



lunes, 13 de julio de 2015

Explorando Lo Incomprensible

Enfermería no puede llegar tarde
 
 
¿Recordáis al Conejo Blanco de Alicia en el País  de las Maravillas?
            "¡Ay! ¡Ay! ¡Dios mío! ¡Qué tarde voy a llegar!",
decía en el primer capítulo, corriendo de un lado a otro; y más tarde, en el capítulo 11,  lo encontrábamos vestido de heraldo, haciendo sonar la trompeta al llamar a cada nuevo testigo en el juicio por la desaparición de las tartas de la Reina de Corazones.
https://josetorregrosa.files.wordpress.com/2010/05/alicia-2.gif 
Tengo complejo de Conejo Blanco, con toda la modestia del mundo. Son casi 30 años de profesión, los últimos cuatro años fuera de la asistencia pura. Después de mi paso por Críticos y Urgencias, con un breve lapso de tiempo como Supervisor de noche, este período de 4 años ha hecho que me convirtiera en algo parecido al Conejo Blanco, alguien que ha estado a punto de "llegar tarde". 25 años dejando pasar oportunidades de crecimiento, de intercambio de experiencias, de estimular el aumento de conocimiento personal y profesional; 25 años dando lo mejor como profesional asistencial, pero desde un lugar de comodidad, desde una posición de saberse hacedor de un buen trabajo y nada más; 25 años rechazando participar, rechazando el compromiso con la profesión, más allá del ámbito puramente asistencial, más allá del compromiso con los pacientes.

  Y, ¿qué ha ocurrido en estos 4, casi 5, años? Pues que uno se da cuenta de todo lo que ha dejado escapar, de todas las oportunidades que ha perdido para aumentar la estima por su profesión, de los caminos dejados a un lado y que conducían a un  progresivo crecimiento personal y profesional, de todas aquellas personas con las que nunca mantuvo contacto por falta de interés participativo y con las que hubiera podido compartir opiniones, interrogantes, inquietudes. 

Y es ahí, en ese momento, cuando el Conejo Blanco se convierte en heraldo, elevando su voz al nombrar cada representación de Lo Incomprensible en el juicio por la desaparición de la visibilidad de Enfermería, la verdadera Reina de Corazones.

 

Si tú también tienes complejo de Conejo Blanco, ¡rápido! ve al capítulo 11 y conviértete en el herlado de tu profesión, llama a juicio a todo aquello que nos torna invisibles, ponle rostro y nombre, sólo así sereemos capaces de dilucidar quién está detrás de la sustracción de nuestra visibilidad.

jueves, 2 de julio de 2015

Explorando Lo Incomprensible

La soledad del referente en registros
Lenguaje enfermero y registros, agentes de la "supuesta" invisibilidad.

 
  
 Esta entrada no empezaba así, ni su título; el segundo párrafo y el subtítulo son los iniciales. ¿Por qué han cambiado? Gracias a Chema Cepeda, que nos envía una serie de links a sitios de referencia dónde encontrar fotografías libres, me topo con esta imágen y, después del día de hoy, me veo reflejado en ella, ese soy yo. Sentado de espaldas (o tal vez, sentado de frente...), solo, y mirando no hacia un horizonte lejano o hacia un paisaje intuído más que conocido, sino a una pared de arena que obstaculiza la visión y que, con toda probabilidad, adopta otras formas, sople por donde sople el viento. Es la soledad del referente en registros, la soledad de quien intenta compartir un conocimiento y casi siempre los demás están al otro lado, incomunicándose, des-conociéndome. Pero, ¿de qué quería hablar en esta entrada? Sin ir más lejos, y sin conocer la fotografía,  del motivo de esa soledad. Y hasta aquí el exordio.

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Hoy vuelvo con un tema que me parece fundamental, el lenguaje enfermero y su expresión en los registros como garantía de nuestra visibilidad.¿Por qué volver una y otra vez sobre el mismo tema? "Registrar y registrar, como si no hubieran cosas más importantes que hacer". ¡Exacto!, justo ese es el tema, que quizás no hay cosas más importantes que hacer. Bien, no hay que ser tan osado, digamos mejor que hay cosas que hacer en el día a día asistencial que se sitúan al mismo nivel de importancia que registrar. Ahora sí. Pero, ¿hasta cuándo vamos a negar este hecho? ¿Hasta cuándo negaremos la preeminencia de los registros? ¿Hasta cuándo nuestra ceguera documental?

  No nos gusta escribir, igual que no nos gusta leer (no hay más que ver las cifras del 2012 de lectores de libros españoles, el 63% según el Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte). Y ¿cuál es el motivo de que enfermería no escriba? Me atrevo a decir que el mismo por el que no se lee: "la falta de tiempo", esa es la razón principal que se esgrime (idem anterior). ¿Os suena? es la consabida excusa para justificar el no registrar. Nunca, repito, nunca nadie me ha dicho "es que no tengo tiempo de levantar al paciente" o "no tengo tiempo de ponerle la medicación prescrita". Si tenemos asumidas plenamente esta funciones y muchas más como propias, como imprescindibles para la correcta evolución del estado de salud de mis pacientes, ¿por qué nos resulta tan fácil incumplir con una de ellas, como es el registro? ¿No lo percibimos como "indispensable" en el Plan de Cuidados de nuestros pacientes? ¿No somos capaces de pensar críticamente sobre la incidencia que los registros ejercen sobre la seguridad de los pacientes? ¿No sentimos que componen la base sobre la que construir el edificio de nuestro saber como enfermeros?. ¡Qué débil construcción! Se derrumbará como un castillo de naipes al que se le cae uno de ellos, mal colocado de inicio en su base.
   Somos más de actuar, de realizar aquello que tenemos estipulado, aquello que nos indican (olvidemos el "ordenes médicas", ¡por favor!), es más fácil y cómodo; y evidentemente, somos capaces, ¡perdón!, estamos capacitados para ejercer todas aquellas actividades surgidas como respuesta a problemas de independencia y autonomía presentes en los pacientes. Y después de actuar nos gusta hablar, preferimos explicar de palabra a nuestros compañeros aquello que nos parece importante y que hemos detectado e intentado solucionar de los pacientes.Y hacemos bien, pero no es suficiente, es necesario dejar por escrito eso mismo que estamos explicando. Pero no hace falta construir un texto narrativo en el evolutivo, observaciones o cómo quiera que se llame en tu centro, para repetir información ya doccumentada en otro lugar; con una correcta cumplimentación de la Valoración y registrando cada dato (constantes, confirmación de medicación, confirmación de actividades, curas, etc.) en su correspondiente lugar, ¿cuál es la necesidad de poner "HDME. Paseando. svp, sp, curada herida", etc. etc.? ¿Qué información aporta que no me hayan dicho ya los otros registros? "¡Visión rápida y unificada!", oigo al fondo que dice alguien. O sea, que no tenemos tiempo, según X, de registrar, pero sí que tenemos tiempo de duplicar información, ¡arrea!. Perdonadme, pero necesito sentarme en el banco. (Y otra cosa, siento decirlo pero creo que nunca veré realizar ese intercambio de información frente al paciente, implicándolo en su propio recorrido de salud)

  Alguno de los piropos que oímos de los registros son "no sirven para nada", "nadie cree en elllos, no los ven útiles", "lo mejor es escribir en el evolutivo y explicar tu paciente; lo demás no es práctico", "eso son elucubraciones de quienes habéis perdido la perspectiva asistencial...", ¡en fin! ¡una delicia! ¡Ah!, pero eso sí, "hay muchísima faena y no pueden registrar" o "pero, ¿saben cómo deben registrar?". Perdonadme (por segunda vez) pero eso o es cinismo o es que tal vez hagamos (los referentes en registros) cara de tontos...

              Finalmente, esta entrada ha tomado otro camino que no es el pensado inicialmente, pero me sirve. 

André Gide dijo: "el hombre no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el coraje de perder de vista la costa".Y, lentamente, me alejo de la costa remando con todas mis fuerzas mientras en ella permanecen, tumbados e indolentes, las huestes de un pasado de desidia y ceguera.