Reflexión nº9
La invisibilidad de lo visible - IV y Final
La solución enfermera
Después de varias reflexiones entorno de la invisibilidad de enfermería, en las que se ha equiparado esa invisibilidad con una imágen distorsionada ante el espejo que representa la propia profesión y los demás (pacientes, profesionales, sociedad), en las que se ha definido a enfermería como auto-eclipse (inconsciente o no) y a su aparición ante los demás como sombra; después de todo ello y antes de pasar a ver cómo es posible el cambio de la actual "invisibilidad de lo visible" a la real y esencial "visibilidad de lo invisible", quisiera volver a ejemplificar esa nuestra invisibilidad.
Lo que nos hace invisibles es el exceso de la indeseable visibilidad que proyectamos. Siento tener que volver a criticar nuestro quehacer, pero sólo de los errores se aprende y hemos de ser valientes y reconocerlos. Emanamos negatividad, no generalizable, afortunadamente, pero es lo que dejamos ver de nosotros. De ahí, surgen extrapolaciones, incluso desde el interior de nuestra profesión. (Y mientras escribo esta reflexión, me llegan noticias de un twit de X. Meijome https://twitter.com/EnferEvidente/status/528955958702374912 con las preguntas "¿qué pensarías si un paciente te pidiera que te pusieras guantes para pincharle? y ¿cómo te sentaría que un compañero te dijera que te lavaras las manos?" ¡Eso es dar en el clavo! Esa es la visibilidad que nos hace invisibles).
En la primera reflexión "Enfermería como sombra", en los comentarios, adelanté la idea de enfermería como soluto. Y quisiera insistir en ella: somos la precipitación de una dilución mal hecha. En esta dilución que queremos hacer tenemos un "solvente" en cantidad suficiente, el paciente, y diversos "solutos", enfermeras, médicos, fisioterapeutas, psicólogos..., que diluir en él. De la mezcla de todos ellos, solvente y solutos, obtenemos la "solución" (¡nunca el lenguaje fue tan clarificador!). Pero para obtener una solución correcta debemos conseguir la concentración adecuada de solutos, y es ahí donde enfermería nos "precipitamos", nos excedemos en apariciones cuando deberíamos realmente desaparecer, deberíamos
Pero, ¿cómo definir esa proporcionalidad? ¿Cuál es el papel que debe jugar cada "soluto" en el "solvente"? ¿Y cómo ha de ser la necesaria participación del "solvente" en la consecución de la solución?
Lo que nos hace invisibles es el exceso de la indeseable visibilidad que proyectamos. Siento tener que volver a criticar nuestro quehacer, pero sólo de los errores se aprende y hemos de ser valientes y reconocerlos. Emanamos negatividad, no generalizable, afortunadamente, pero es lo que dejamos ver de nosotros. De ahí, surgen extrapolaciones, incluso desde el interior de nuestra profesión. (Y mientras escribo esta reflexión, me llegan noticias de un twit de X. Meijome https://twitter.com/EnferEvidente/status/528955958702374912 con las preguntas "¿qué pensarías si un paciente te pidiera que te pusieras guantes para pincharle? y ¿cómo te sentaría que un compañero te dijera que te lavaras las manos?" ¡Eso es dar en el clavo! Esa es la visibilidad que nos hace invisibles).
En la primera reflexión "Enfermería como sombra", en los comentarios, adelanté la idea de enfermería como soluto. Y quisiera insistir en ella: somos la precipitación de una dilución mal hecha. En esta dilución que queremos hacer tenemos un "solvente" en cantidad suficiente, el paciente, y diversos "solutos", enfermeras, médicos, fisioterapeutas, psicólogos..., que diluir en él. De la mezcla de todos ellos, solvente y solutos, obtenemos la "solución" (¡nunca el lenguaje fue tan clarificador!). Pero para obtener una solución correcta debemos conseguir la concentración adecuada de solutos, y es ahí donde enfermería nos "precipitamos", nos excedemos en apariciones cuando deberíamos realmente desaparecer, deberíamos
disolvernos para ser esencialmente visibles,
dejar de parecer visibles para visibilizar nuestra invisibilidad, nuestra esencia visibleQuizás este planteamieneto pueda ser tomado cono un planteamiento herético por lo que se deriva de él, puesto que si debemos disolvernos lo debemos hacer con otro u otros con los que formaremos un Todo. Pero esto significa que ya no hay una unidad central alrededor de la cual orbitan en su periferica diversas y múltiples disciplinas , ya no hay un centro identificable con el paciente ni una periferia donde interactúan los distintos miembros que la forman con el fin de modificar ese centro, de dotarlo de una estructura de salud óptima. La disolución pasa por disolver los solutos y el solvente entre sí, activándose para dotar de sentido a la disolución. Sólo con la proporcionalidad de la concentración, con la proporcionalidad de los participantes se garantiza una "solución" adecuada. El resultado buscado no se dirigirá sólo a un centro predeterminado, a un centro como sujeto pasivo de la actuación de la periferia; el resultado tampoco será fruto de una superestructura en red en la que, si bien no hay centro, todos sus miembros (pacientes y profesionales) saben de antemano cuáles son sus funciones; el resultado buscado sólo pasa por la proporcionalidad de la solución, el resultado buscado es la Solución.
Pero, ¿cómo definir esa proporcionalidad? ¿Cuál es el papel que debe jugar cada "soluto" en el "solvente"? ¿Y cómo ha de ser la necesaria participación del "solvente" en la consecución de la solución?
Hola nuevamente Jaume; por alusiones.
ResponderEliminarHablar, conversar sobre temas de seguridad no tiene categoría profesional. La seguridad (la propia y la del paciente) debería ser un soluto añadido en esa disolución que propones como ejemplo. La pregunta parece dirigida a enfermería porque soy enfermer@ y porque el ejemplo (coger una vía) ha pasado a ser una de esas "competencias invisibles" de las enfermeras... una competencia para un acto del que no se suele pedir CI al paciente (a una mayoría nos alegra que sea 'implicito' en la atención) lo que aleja responsabilidades y con ellas el rol autónomo pero si se plantease como "¿qué pensarías si un paciente te pidiese que pusieras guantes para auscultarle?" sería más neutra y permitiría generar, creo, también un debate en torno a los temas de seguridad porque por desgracia casi todo el mundo "mira el punto azul".
En efecto, ser todos por igual parte de la disolución que propones no deja de ser el fin principal de #EnfermeríaVisible
Tal vez no he estado fino tratando de responder.
ResponderEliminarSupongo que en esa alusión te refieres justamente a que cuando se trata de temas como ese de la seguridad (o de calidad en general) abundan comentarios negativos y es común "señalar" la conducta de otr@s para justificar la propia... eso es por falta de cultura de seguridad pues cuando se tiene asumido que entre tod@s somos capaces de hacer mejoras y para ello no hace falta "culpar" a nadie.
Desde mi punto de vista (y el de las evidencias que conozco) es necesario romper esa tendencia y "conversar en proximidad" sobre estos temas para ir creando esa cultura e ir acercándonos a esas soluciones que sabemos que sólo los profesionales que trabajamos en cada medio podemos dar.
Gracias.
Lo siento Xosé, pero cuando acabé de colgar la reflexión me di cuenta de que no fue oportuno colocar la referencia a tus dos preguntas en ese párrafo. En ocasiones, las palabras nos traicionan o, quizás, el momento en que las pronunciamos.
ResponderEliminarCuando me refería a que "emanamos negatividad y que existían extrapolaciones realizadas desde el interior de nuestra profesión que nos hacían, si cabe, más negativos", no me refería, por supuesto, a profesionales capaces de plantearnos esas 2 sencillas, pero "punyents" (decimos en catalán) preguntas, capaces de confrontarnos con la realidad, sino a los otros, a aquellos que están del otro lado de la pared, constuyéndola ladrilo a ladrillo, a aquellos que ni siquiera entienden que es lo que falla con esas preguntas. Ellos son, realmente, los que con esas visibilidad nos hacen invisibles.
Y, por supuesto, comparto la afirmación de que la seguridad es cosa de todos y que no hay que esconder nuestros errores por miedo a la culpabilizaión. De los aciertos nunca nadie ha aprendido nada. Sólo de los errores es posible extraer conocimientos, convertiéndose éstos en la pieza clave que nos permita evitar su aparición. Debemos comunicar nuestros errores, nadie nos culpabilizará; entre todos aprenderemos del ér y pondremos las barreras necesarias para evitar que se replique. Pero, ojo, hablamos de errores, no de negligencias... (otro día).
Saludos