martes, 20 de octubre de 2015

Explorando Lo Incomprensible

"Enfermérides no redondas"

Enferméride IV - Una ética del cuidado

File:Order of St. Olav, 1st class, Norway - National Museum of Finland - DSC04021.JPG  Su nombre es Kari Martinsen y es enfermera. Nació un día 20, justo el día que es hoy, motivo suficiente para recordarla. Y lo hizo en Oslo, Noruega, en el mes de enero de 1943. Tiene, entonces, 72 años, y aunque no ha recibido ningún premio Nobel sí que fué nombrada, en el 2011, Caballero de Primera Clase de la Orden de St. Olav, "por sus esfuerzos en el campo de la enfermería". 
  No sólo es enfermera, también es doctora en Filosofía. Y el hecho de poseer un espíritu inquieto la ha llevado, también, ha preocuparse por el estudio histórico de la Enfermería y de los condicionantes sociales que la rodean. Su actividad docente ha sido múltiple y variada, ejerciéndo en universidades de Dinamarca (Ärhus) y de Noruega (Oslo, Bergen,Tromso) entre otras.

  Enfermera, filósofa, estudiosa de la historia de la Filosofía... todo ello me llamó la atención y me situó como frente a un espejo, con toda la humildad del mundo eso sí, pero en el cuál veía reflejados mis intereses. Como ella, busqué (y busco aún) en la filosofía una explicación a las lagunas de nuestra profesión, a las dudas existenciales que me surgían como enfermera. ¿Por qué existen discrepancias entre las teorías, los ideales y los objetivos del cuidado enfermero y los resultados prácticos que obtenemos? ¿Cómo ha de ser nuestra profesión si queremos dar una atención adecuada a la situación de cada paciente? Martinsen se preguntaba también cuál era la condición de adecuación que debía cumplir enfermería si ésta se encontraba tan ligada a una ciencia en la que el paciente era visto como un objeto, una ciencia que objetivaba al paciente, lo "cosificaba" (idea a la que me referí en otra entrada anterior). Hoy hablamos de que el paciente ha de ser el centro de la atenión sanitaria, que debe participar activamente en el desarrollo de su recorrido terapéutico, que debe poder elegir libremente lo que crea más adecuado a su estado de salud. ¡Cuidado! No nos quedemos solamente con la idea, ya que podemos caer en una cosificación-objetivación aún mayor en este caso. No prediquemos sin fieles, convirtamos a los escépticos, movilicemos a los inmovilistas, hagamos realidad lo potencial pero sin idealizarlo.

Inquietudes:
  • Alejamiento de enfermería del paciente más dependiente
  • Desaparición del humanitarismo a causa del aumento de la técnica 
  • Delegación del cuidar, propio de enfermería, a favor de otras profesiones,
éstos eran también interrogantes planteados por Martinsen, y lo hacía en su libro Pleje uden omsorg? (Caring Without Care? de 1979. ¿Alguien duda de la actualidad de esos presupuestos? Hace ya tiempo del surgimiento de "avisadores" del componente de deshumnaización que se encuentra implícito en el aumento exponencial de la tecnología; del avance, pausado pero firme, de otras disciplinas médicas en ámbitos del cuidar, propios de enfeermería; de la preocupación de ciertos profesionales por traspasar, lícitamente, nadie lo duda, límites más allá del cuidar.
  La preocupación de Kari Martinsen iba más alá de la práctica enfermera. Sus planteamientos se ocupaban de aspectos filosóficos de la profesión, desde la existencia o no de una metafísica de la enfermería hasta la búsqueda de sus principios ontológicos. Estamos frente a una auténtica Filosofía enfermera, y como tal, compleja en su origen, desarrollo y evolución. Influencias de Marx, Merleau-Ponty, Heidegger, Ricoeur son citadas por diversos autores cuyas referencias son fáciles de encontrar, e incluso ella misma los incluye en sus obras. 
  Estamos ante una autora desconocida para la mayoría de enfermeras, pero que creo es fundamental para entender mejor cuál es el sentido de Enfermería. Recuerdo mis años de aprendizaje, durante la carrera (ha llovido bastante, más de 30 años), y qué extraño me parecía entonces el hecho de que existieran enfermeras teorizadoras de una profesión que, por ignorancia, creía que era puramente una profesión práctica. Los años también hacen que la acción, que durante la juventud irrumpe enérgica frente a todo lo demás, en la madurez ceda el paso a la reflexión. Es fundamental saber de dónde venimos para poder dirigirnos hacia dónde queremos ir. Y no podremos saber en qué dirección hemos de seguir sin conocer realmente el origen del cual partimos al inicio del viaje.
  
   ¿Y cuáles son, a grandes rasgos, las reflexiones que nos plantea Kari Martinsen? 
  1. Cuidar debe ser entendido como el prerrequisito básico en la vida de toda persona, permitiendo su desarrollo positivo.
  1. Tres aspectos del cuidar: su carácter relacional ("En el cuidar, el elemento más esencial es la relación entre las personas"), su carácter práctico (acción) y su caracter moral ("Para que el cuidado sea auténtico, ha de existir la relación con la otra persona a partir de una actitud que la reconozca en su particualr situación". Me temo que hemos perdido mucho de ese carácter relacional.
  1. El Bien es el mecanismo que conduce al cuidar.
  1. Aprendizaje y conocimiento enfermero como elementos indispensables para no convertir el cuidar en un mero sentimentalismo. El Bien no es el Bien religioso-espiritual sino el Bien procedente de la sinceridad, de la confianza, de la esperanza, de la compasión, del amor al prójimo. Es un Bien moral y su filosofía una ética del cuidar.
  1. Nuestra mirada es el elemento de mayor influencia en el cuidar.
  1. Hay que distinguir entre una "mirada registradora", clasificadora, sistematizadora de lo observado en el paciente, y una "mirada percibiente" donde el acto de percibir es sinónimo a comprensión, la persona cuidada y la persona que cuida se reconocen en ese acto de interacción, afectánddose mutuamente, "percibiendo" la existencia del otro en mi propia existencia; sensación y emoción interactúan. Ambas miradas han de estar vinculadas en toda filosofía de enfermería.
  2.  "Zona intocabble" o zona limítrofe. En el acto relacional entre cuidador y cuidado siempre debemos tener en cuenta la existencia de una cierta distancia que debe ser respetada, distancia que protege la relación  y nos peermite ser imparciales en el acto de cuiddar.
 Estas son algunas de las ideas expuestas por Kari Martinsen en sus obras, enfermera teorizadora de quién deberíamos conocer más a fondo todo su planteamiento filosófico enfermero; planteamiento no exento de críticas, como por ejemplo el carácter excesivamente altruísta de la noción de cuidado, la idealización extrema de enfermería y, también, la escasa importancia que atribuye Martinsen tanto a la investigación enfermera como a la necesidad de poseer sólidos conocimientos científicos. Pero como ella misma apunta en su libro Ojet og Kaldet (The Eye and the Call), contradiciendo estas críticas, nuestro quehacer orientado al individuo...

"exige un conocimiento profesional que permita ver al paciente como una persona que sufre y que, a la vez, proteja su integridad".
"Ya puedo oír las acusaciones de no ser profesional por no mantener una distancia suficiente con los pacientes (...) Pero ¿por qué estoy hablando como si fuera algo especial relacionarse con los pacientes como seres humanos? Porque realmente lo es".


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