sábado, 26 de septiembre de 2015

Explorando Lo Incompensible

No es tan clara el agua del río después de la tormenta


  En mayo de este año asistí en Bilbao a la X Jornada de trabajo de AENTDE, lo cual fue para mí una desgrracia y una suerte a la vez. Desgracia porque, como ya conté en otra entrada del 20 de mayo (borrada sin querer), P hizo acto de presencia en toda su plenitud; suerte, porque fue enriquecedor el contacto mantenido con otras compañeras de profesión. 
  De las conversaciones mantenidas duante la Jornada me sorprendió la que tuve con dos compañeras (ai, lo siento mucho, pero no recuerdo vuestros nombres y además no encuentro mis notas con vuestros correos) con respecto a si estábamos lo suficientemenete protegidos cuando revisábamos historias clínicas. La pregunta que me hicieron fue: "¿Tú revisas historias clínicas, verdad?¿Y tienes algún documento legal que te permita hacerlo?" No, no tenía/tengo firmado ningún documento pero soy el referente en registros de enfermería del centro, quien analiza los indicadores de calidad de dichos registros, quien realiza la formación continuada y de acogida respecto a registros electrónicos, quien busca aspectos de mejora de los registros, etc. Con esto debería bastar, "!No¡ Nosotras nos negamos a acceder a ninguna historia clínica si no nos fimaban un documento explícito de la ¿Consejería de Salud de Navarra? (qué mala memoria tengo) en el que constara que, por nuestras funciones, teníamos pleno acceso a las historias clínicas de los pacientes" "¿Sabes que puedes tener problemas?"  Sorpresa mayúscula e incertidumbre laboral. Como es de suponer, lo puse en conocimiento de mi Dirección que también expresó sorpresa y, creo, incredulidad ante la noticia. 
  Formo parte de la Comisión de Historias Clínicas donde, entre otras funciones, revisamos los protocolos que tienen que ver con los registros en dichas HC asi como con su cumplimentación, actualización, seguridad en el acceso, etc. Llevé a cabo una lectura atenta de todo aquello que tiene que ver con el acceso a las HC y sí, se explicita que el acceso se restringe a aquellos profesionales que participan directamente de la asistencia al paciente y a los que por sus funciones, ya sean de control, gestión, calidad, etc., deban consultar dichas hisstorias. Bien, pero ¿es suficiente ésto? ¿Ello me da pleno derecho para acceder a todas las HC? ¿No debería explicitarse dicho permiso de acceso, individualizarse con el nombre del profesional?
  En el Decreeto 38/2012 de 13 de marzo, en su Capítulo III-Acceso a las historias clínicas, artículo 15 dice:
"Artículo 15 Procedimiento de acceso por personal sanitario con finalidad distinta a la asistencial
1.- De conformidad con el artículo 16.5 de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, el personal sanitario debidamente acreditado que ejerza funciones de inspección, evaluación, acreditación o planificación, tiene acceso a las historias clínicas en el cumplimiento de sus funciones en relación con la comprobación de la calidad de la asistencia, el respeto de los derechos de la persona paciente o cualquier otra obligación del centro o servicio sanitario en relación con pacientes y personas usuarias o la propia Administración sanitaria.

2.- El personal sanitario tendrá asimismo acceso a la historia clínica en el ejercicio de funciones con finalidad de gestión de los servicios sanitarios. Este tipo de accesos deberán limitarse estrictamente a los datos relacionados con dicha gestión, que podrá comprender identificaciones individualizadas, justificadas por criterios técnicos o científicos relacionados con la eficacia y eficiencia de los servicios sanitarios.

3.- La Administración sanitaria y sus correspondientes agentes en el ejercicio de la función de inspección a la que se refiere el presente artículo, podrán acceder a los archivos, recabar cuanta información precisen para el cumplimiento de sus cometidos y examinar los equipos físicos y lógicos utilizados y las instalaciones, todo ello de acuerdo con las facultades que les confiere la legislación correspondiente.

4.- El acceso conforme a los procedimientos previstos en este artículo no requerirá el consentimiento previo de las personas afectadas y requerirá la solicitud a la persona responsable del centro o servicio sanitario, dejando constancia de la misma en todo caso, así como de las entregas que correspondan, que se desenvolverán en los plazos y conforme a las reglas operativas internas de las Instituciones concernidas."
   En definitiva, creo que no, que no estoy lo suficientemente respaldado legalmente. Por mi centro, por mi Dirección, no tengo dudas. Pero ¿es bastante? Mi categoría profesional es "enfermera", no "enfermera referente en registros de enfermería". Hoy soy yo quien cubre el puesto, como ayer (5 años) lo cubría mi compañera K y a saber quién lo cubrirá mañana. Ignoro todos los aspectos legales sobre esta cuestión y soy consciente de que he de mantener la confidencialidad de los datos que manejo (y así lo he suscrito en documento personal con la empresa, como el resto de trabajadores). Aún así, tengo la impresion de que en el caso de suceder algún "contratiempo" no sé si todo estará de mi parte, si no habrá segundas interpretaciones a lo establecido legalmente. No es tan clara el agua del río después de la tormenta.


viernes, 25 de septiembre de 2015

Explorando Lo Incomprensible

"Enfermérides no redondas"

Enferméride II - Escribir para ser


http://acpc.bnportugal.pt/imagens/espolios/e31_ferreira_virgilio.jpg
Manuscrito de Virgílio Ferreira
Encontré la frase por casualidad, buscando imformación sobre la evolución de la escritura para el nuevo curso sobre regisstros de enfermería que estábamos, mi colega y yo, preparando. Justo había terminado la parte correspondiente a la época medieval y me disponía a redactar sobre el romanticismo, cuando leí:
"Escribo para hacer visible el misterio de las cosas. Escribo para ser."
  Ese "escribo para ser", pensé, debería convertirse en nuestro emblema.Y me acordé de Descartes y de su "pienso, luego existo", de ese "pienso" que hay que poner por escrito para hacerlo visible; porque haciendo visible nuestro pensamiento nos hacemos visibles a nosotros mismos, obtenemos la existencia, somos.
   No sé cuáles han sido las lecturas de Vergílio Ferreira, el autor de la frase, pero con sólo hojear su libro "Pensar" uno se da cuenta de qué mecanismo más maravilloso es el pensamiento y de cómo el lenguaje, el escrito, en este caso, nos permite asomarnos a ver la visibilidad de los múltiples matices cromátios del pensamiento. El pensamiento de Vergilio se vuelve ontológico, se vuelve ser.

En 1265 (?), Humberto de Romans, que creo no tenía nada de ontológico sino más bien de metafísico ya que fue Quinto Maestro de la Orden de los Hermanos Predicadores (Hermanos Dominicos) y, como tal, estudioso de los textos bíblicos que, junto a la filosofía, el derecho y la economía, utilizaría como fundamento en la lucha contra la herejía, escribió la obra Liber de intructione officialium Ordinis Praedicatorum con la que también quería hacer visible el misterio de su vocación, quería ser. En esta obra, escrita en el transcurso de varios años, Humberto presenta los distintos oficios que ejercían los monjes; y en los capitulos XXVI y XXVII aparece De officio infirmarii y De officio servitoris infirmorum, respectivamente, Deberes del enfermero y Deberes del servidor del enfermo. Del pensamiento creador de Humberto de Romans, de su pensamiento hecho visible, tenemos uno de los primeros tratados dónde aparecen ya descritas algunas de nuestras funciones, eso sí, ejercidas en aquel tiempo. Sí, Humberto escribía para ser.

Humberto de Romans
Este año es el 750 aniversario de la aparición de esa magna obra. Y aún hoy discutimos sobre nuestra visibilidad y creamos cursos sobre cómo hacernos visibles (avances en procedimientos, nuevas tecnologías, registros electrónicos, redes sociales, escuelas de pacientes,...). Pero, 750 años después, parece que aún no hemos aprendido a hacernos visibles, que aún no seamos. Aún buscamos nuestra identidad.

En esos dos capítulos, Humberto nos cuenta qué cualidades debe tener el enfermero y cuáles son sus funciones (sí, por aquél entonces eran principalmente hombres los encargados de los enfermos y moribundos) y, aunque el texto está en latín, nos es fácil "ver", mientras leemos, a ese monje, paciente, compasivo, discreto, ecuánime en el reparto, buen administrador ejerciendo cada una de esas funciones:

  • Conocer y cubrir las necesidades del enfermo    (Identificación de riesgos/Gestión ineficaz de la salud)
  • Tomar la responsabilidad de sus cuidados                                             (Ayuda con los autocuidados)
  • Velar por los enfermos      (Aumentar el afrontamiento/Disminución de la anisiedad/Control del riesgo)
  • Dar consuelo en el sufrimiento                  (Cuidados en la agonía/Apoyo a la familia/Facilitar el duelo)
  • Formarse en el arte de la medicina      (Desarrollo del personal/Intercambio de información de c. de s)
  • Gestionar los recursos materiales y personales                          (Contención de los costes/Delegación)
  • Disponer de un entorno agradable                                                        (Manejo ambiental: seguridad)
  • Administrar la medicación convenientemente                                (Admon. de analgésicos/Enseñanza)
  • Acoger al enfermo                                                                       (Cuidados de enfermería al ingreso)
 
-  !Qué visibles eran! !Y qué poco ha cambiado el officio infirmarii! El lenguaje sí ha cambiado, del mismo modo que ha cambiado nuestra forma de pensar. Describímos con otras palabras lo que hace 750 años ya hacían y describían nuestros precursores medievales. Hay tan poca diferencia... Cada época con sus herramientas, sus conocimientos, sus condiciones...

-  Pero esta visibilidad del enfermero del siglo XIII comenzará a volverse opaca con el paso de los años. En 1625, 360 años más tarde, casi la mitad de los que nos separa a nosotros de Humberto, un personaje de origen portugués llamado Andrés Fernández, enfermero obregón de la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres, (allí ya empezamos también a ser pobres...), amplió el libro, iniciado por la Orden, de título Instrucciones de enfermeros. Es en su Principio dónde se explican las intenciones al redactar dicha obra:

 "Principio de este tratado. Para animar a los que curan y sirven a los enfermos. Una de las cosas que me ha animado a sacar a la luz una doctrina tan necesaria para los que tuvieren a su cuenta la cura y remedio de los Pobres Enfermos que estaba tan metida en el abismo del olvido, ha sido el grande amor que siempre he tenido a los mismos Enfermos, y grande deseo de acertar en todas las cosas tocantes a su remedio y salud, así corporal como espiritual."


   
  Los peregrinos llaman a la puerta buscando alivio para sus almas y para sus estómagos. Europa vuelve a estar en crisis. Se reproducen brotes de la peste negra. La medicina aún no tiene el prestigio que más tarde conseguiría. Será el siglo del método científico.
  Andrés Fernández, con una mano en la frente, escribe en silencio. Lentamente, van posándose las palabras en la hoja coincidiendo, en el tiempo, con sus pensamientos. Parecería como si las palabras resbalaran desde su frente hasta la mano, recorriendo todo un mundo. Escribe uno de los primeros manuales de enfermería de toda Europa. Andrés también escribía para ser. Y fue, hasta hoy en día.

-  Si este año es el 750 aniversario de la obra de Humberto de Romans, también lo es para la obra de Andrés Fernández que cumplirá su 390 aniversario. Recordémosles a ambos hoy 25 de septiembre del 2015 y dejémoslo por escrito, para hacer visible el misterio de las cosas, para hacer visible "lo incomprensible explorado", escribamos para ser.

-  Finalizo esta celebración con estas palabras-pensamientos, con estos trozos del ser de Vergílio Ferreira:
"Las ideas tienen su nexo invisible en los intervalos de las palabras, hasta que se crean en su oscura coherencia (...)  Esto mismo que escribo, ¿dónde existía como idea y como "potencia" antes del "acto" de ser escritura? (...) Por tanto, hay en nosotros lo que nunca sabremos y que solamente el azar nos va revelando. pero el hecho de tenerlo escrito fija su verdad como ninguna otra en su lugar."